No es una falta de respeto, ni siquiera un desacato. Es el título de la primera película de éxito de Quentin Tarantino, Reservoir dogs, en la que un grupo de señores que no se conocían hasta el momento crucial son contratados para cometer un gran robo. Aparece la policía y el chivato de rigor y se arma gorda. De nada vale que todos se escondan en sus correspondientes sobrenombres, mister Pink, mister Red, mister Brown, mister Orange... para que nadie les identifique, porque empiezan a hacerse puñetitas que van subiendo en intensidad hasta que acaban matándose entre sí. El líder, el que los reclutó, nada puede hacer para mantener la unidad, para evitar las fisuras. Una versión más hispana de la fotografía que les acompañamos, pero con gafas de sol, sería el Caiga quien Caiga, que terminó cayendo por decir las cosas tan a las claras. Como tratan de hacer, por cierto, con Crónicas Marcianas.