Despacito, con paciencia, como tejen las arañas sus telas, José Miguel Pérez y Antonio Morales han dedicado muchas horas los últimos años a preparar el acto de desagravio celebrado este viernes en el Consejo Rector del Polígono Industrial de Arinaga. El secretario general socialista en Gran Canaria ha conseguido que se le escuche con atención en Madrid, y en el Ministerio de la Vivienda, al que pertenece la Sepes, le entendieron desde el principio. Sólo hacía falta esperar a que los tribunales corrigieran el disparate que cometió Soria interpretendo de modo perverso una reforma estatutaria para echar de Arinaga al alcalde del municipio, Antonio Morales, y colocar a su gente con un descaro similar al que está ejerciendo en el teatro Pérez Galdós. Morales y Pérez vieron este viernes cumplido su objetivo, y reían mucho al enterarse de lo batasuno que se puso Soria al quejarse de que una institución “peninsular” (un ministerio del Reino de España) viniera a enmendarle la plana a un nacionalista como él (con perdón).