La confusión de los test COVID obliga a una grancanaria a pagar 300 euros de más para poder regresar a la Isla desde Alemania
Ana Marrero debía aterrizar este miércoles a mediodía en Gran Canaria para pasar las vacaciones navideñas con su familia. El pasado 20 de noviembre, con antelación para evitar inconvenientes de última hora, compró por 132 euros un billete para volar desde Berlín, ciudad en la que estudia y trabaja, hasta su isla natal. Su idea inicial era someterse a una prueba PCR para poder viajar. Sin embargo, el decreto publicado el pasado jueves en el Boletín Oficial de Canarias (BOC) le hizo cambiar de opinión. La orden dictada por el Gobierno regional autorizaba los test rápidos de antígenos como pruebas válidas de diagnóstico de la COVID-19 para los pasajeros procedentes del extranjero. El propósito del Ejecutivo era sortear las limitaciones impuestas en la normativa nacional (que solo permite el uso de PCR) y facilitar así la llegada de visitantes en plena temporada alta turística.
“Me orienté por lo que ponía en el BOC y me hice la prueba de antígenos porque era más rápida”, cuenta la joven grancanaria de 24 años, que pagó 50 euros tras buscar un laboratorio que ofreciera un test que reuniera las características exigidas por el Ejecutivo regional: una especificidad (porcentaje de verdaderos negativos) de más del 97% y una sensibilidad (capacidad para identificar positivos) de más del 80%. Cuando presentó en el mostrador de facturación el certificado de la prueba, los trabajadores de la aerolínea Sundair le trasladaron que solo está permitido entrar en el avión con una PCR negativa.
“No fui la única, otros pasajeros también se quedaron en tierra”, señala Ana Marrero. “Empecé a buscar vuelos a la desesperada. Si antes había pocos, imagínate ahora”, relata desde la capital alemana. Finalmente consiguió para el sábado un vuelo que no sale de Berlín, sino de Hannover, ciudad situada a casi 300 kilómetros. El billete le ha costado unos 250 euros, cantidad a la que hay que sumar los 69 euros que tuvo que pagar para hacerse la tarde de este miércoles (para cumplir con el requisito de las 72 horas de antelación) en el aeropuerto de Brandenburgo. En total, más de 300 euros de sobrecoste para volver a casa por la confusión entre las dos normativas para viajar, la canaria y la nacional.
El Consejo de Estado ha emitido un informe no vinculante que cuestiona el decreto autonómico y recuerda que las competencias en materia de sanidad exterior corresponden al Ejecutivo central, que de momento aboga por las PCR y por las TMA (Amplificación Mediada por Transcripción) como únicas pruebas diagnósticas válidas para poder entrar al país. Los empresarios y el Gobierno canario llevan semanas insistiendo en la necesidad de incluir también en ese listado los test de antígenos, más baratos y rápidos, como tabla de salvación para evitar un cero turístico en la temporada más complicada para el tractor de la economía isleña. El Ejecutivo central, en cambio, sostiene que ese paso no se puede dar hasta que la Unión Europea (UE) autorice su utilización como estrategia eficaz para los cribados, una opción que desde el ámbito científico se discute. La Comisión Europea ha reconocido que hasta la fecha hay datos “muy limitados” de su rendimiento en personas asintomáticas, pero ha abierto la puerta a su uso -de momento solo una “recomendación”- cuando la disponibilidad de PCR sea limitada o los tiempos de respuesta excluyan su utilidad clínica.
Lo cierto es que la orden aprobada la pasada semana por el Gobierno canario ha contribuido a acrecentar la confusión entre los viajeros. Así lo reconoce Javier Gándara, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA). “Independientemente de quien sea la competencia en los controles de entrada”, las aerolíneas se ven obligadas a asegurar que todos los pasajeros con destino a España tienen realizada una PCR o una TMA. Gándara estima que la única manera de eliminar esa confusión es que la administración central y la autonómica lleguen a un acuerdo para armonizar la legislación y “generar confianza” y, aunque comparte “el fondo” de las reivindicaciones del Gobierno canario con el test de antígenos, critica “las formas”. El presidente de ALA aboga por la realización de pruebas “de forma sistemática, tanto a la ida como a la vuelta”; pero para que esta opción sea “eficaz” deben ser test “rápidos y asequibles, como los antígenos” y de forma uniforme en toda la UE. Todo ello, a su juicio, evitaría “una serie de restricciones como cuarentenas o las recomendaciones de no volar a determinados destinos”.
En medio de este conflicto competencial, los residentes isleños en el extranjero siguen buscando distintas opciones para poder volver en estas fiestas. Celeste Lika pensaba regresar a las Islas desde Edimburgo (Escocia). Por 140 libras compró un billete directo con Ryanair y por 80 libras se hizo un PCR que dio negativo. Optó por esta prueba porque su pareja había viajado con anterioridad y solo le pedían ese test, aunque reconoce que aún hoy no sabe “si el de antígenos se acepta o no, o si al ser residente lo puedo hacer gratis”. Pero justo el día antes de su vuelo, el Gobierno británico anunció que el Archipiélago volvía a ser un destino de riesgo. La cuarentena obligatoria que debe realizar a su regreso la hizo desistir del viaje, perdiendo el dinero del pasaje.
Pero Eduardo Guzmán tuvo claro que para regresar a Gran Canaria desde Londres, donde reside y trabaja, la PCR era la opción “más fácil”; su única duda consistía en saber si el test que se hacía en Inglaterra estaba homologado en España, pero llamó a Aena y le confirmaron “que era válido”. Miroslava García, natal de Gran Canaria, ha decidido optar por otra vía: al ser residente, pretende hacer la prueba en destino. Tiene previsto viajar desde Inglaterra a la isla redonda en un vuelo directo rellenando un formulario para entrar al país y solicitar un bono para realizar un test una vez llegue al Archipiélago. Es consciente de que esta opción la obliga a permanecer en cuarentena las 72 horas siguientes a su llegada, hasta obtener los resultados, pero “es gratuita”. El billete le costó 50 euros, comprado con meses de antelación a través de Easyjet y “en principio” dice que la aerolínea no especifica en su política que deba viajar con un certificado de PCR negativo, aunque reconoce que se tiene que “informar bien”.
A pesar de que el Gobierno canario incluyó en su decreto una serie de recomendaciones para las compañías aéreas, dando la posibilidad a los viajeros a hacer la prueba, bien PCR o antígenos, en origen o en destino con una cuarentena, todo ello parece quedar en papel mojado. La Asociación de Líneas Aéreas indica que, por el momento, “prevalece el criterio nacional”, que impone la realización de un PCR o TMA las 72 horas antes de su llegada a España, un documento que le podrá ser requerido en los puntos de entrada. En las zonas de control de España, deberá acreditar su nombre, su número de pasaporte o del DNI, la fecha en la que se realizó la prueba, el lugar en el que se la hizo y el tipo de test.
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