The Great Smoky Mountains: el parque nacional más visitado de los Estados Unidos

La niebla cubre los valles de las Smoky Mountains.

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Si de repente alguien nos preguntara por el parque nacional más visitado de los Estados Unidos nuestra mente se iría, de manera inmediata, hacia el oeste del país con nombres como el Gran Cañón, Yellowstone o Yosemite como respuestas posibles. Pues nos equivocamos de plano. El espacio natural más popular del gigante norteamericano se encuentra cerca (con lo que este concepto significa en países de las dimensione de la de éste) de la costa del Océano Atlántico. Norteamérica está cruzada de sur a norte por dos grandes cadenas montañosas que enmarcan las enormes llanuras y praderas del depósito de sedimentos de la cuenca del Mississippi. En el Oeste están las Montañas Rocosas y al Este los no menos míticos Montes Apalaches. Los estados de Tennessee y Carolina del Norte usan esta cordillera como frontera natural y ahí están las Smoky Mountains. Las Montañas Humeantes son un gigantesco tapiz vegetal que cubre poco más de 2.100 kilómetros cuadrados de territorio de ambos estados. Una de las particularidades de estas highlands del suroeste de los Estados Unidos es la combinación de temperaturas frías (que contrastan con las zonas bajas subtropicales de esta parte del país) y la alta pluviosidad (más de 1.400 litros al año) que son propias de paisajes más septentrionales. Por aquí dicen que es un pedazo canadiense en pleno sur.

El nombre de Montañas Humeantes viene de las nieblas casi perpetuas que se arremolinan en los valles y de la humedad que expulsan los árboles debido a las bajas temperaturas. Esto es un verdadero paraíso natural que, para poner un ejemplo, atesora más biodiversidad vegetal que toda Europa junta (el parque es Reserva de la Biosfera desde 1976 y Patrimonio de la Humanidad desde 1983). Casi un 40% de su superficie está cubierto por bosques intactos que han sobrevivido a la lenta colonización europea que se inició a finales del siglo XVIII y principios del XIX. Estos bosques primarios albergan más de 100 especies de árboles que alternan bosques caducifolios en zonas bajas y valles y coníferas en las alturas; es uno de los bosques templados más grandes y mejor conservados del país.

Pero este parque es mucho más que la concentración de especies vegetales y animales. Es un lugar dónde puedes observar al oso negro en libertad (y por eso hay que adentrarse en los senderos con sprays de pimienta) y al esquivo wapití, un ciervo que abandonó estas latitudes hace siglos y que ha vuelto a las frondas gracias a un audaz plan de reintroducción. Venados de cola blanca, zorros rojos, ardillas voladoras y cientos de especies de aves completan una nómina enorme. Pero las Montañas Humeantes también son un escenario propicio para explorar la complicada historia del país. Cades Cove es uno de los valles más famoso del parque. Este es uno de los mejores lugares para ver al venado de cola blanca , pero también es el lugar que mejor explica la historia reciente del lugar. En este claro abierto en el bosque aún pueden verse algunas cabañas de madera, viejos corrales, iglesias y un viejo molino harinero que datan de las primeras décadas del siglo XIX. Este lugar fue una de las puntas de lanza de la colonización europea de esta zona. Las explotaciones madereras y una incipiente agricultura no sólo supusieron la alteración del equilibrio natural. También generó un conflicto importante con los nativos Cherokee. Según parece, las ambiciones de los estados del sur sobre estas tierras fue una de las causas del Acta de Remoción India de 1830, un documento que desencadenó la deportación masiva de nativos al oeste del Río Mississippi. Cinco años después, los dueños de las Smoky Mountains tenían que firmar el Tratado de Nueva Echota y marcharse hacia el oeste. A ese exilio los descendientes de los Cherokee aún lo llaman el ‘sendero de las lágrimas’ (Nunna daul Isunyi).

Muchos nativos rehusaron a hacer el viaje y se refugiaron en lo más profundo de las Smoky Mountains liderados por un guerrero llamado Tsali. Muchos años después se establecieron en la zona sur del actual parque fundando la Reserva Qualla que tiene a la pequeña ciudad de Cherokee como capital. Si te interesa la historia, éste es un buen lugar para confrontar la otra cara de la moneda a Cades Cove y aprender lo que supuso la colonización europea del área y la resistencia de los nativos a abandonar sus tierras ancestrales. El Museo de los Indios Cherokke (Tsali Blvd, 589; Tel: (+1) 828 497 3481) no sólo versa sobre la cultura de esta etnia fascinante y los avatares que sufrió cuando llegó el inglés. También tiene una interesante colección de restos arqueológicos que trascienden a la propia nación india y sirven para explicar la presencia humana en esta parte de los Apalaches desde hace más de 11.000 años. Entre Cherokee y Gatlinburg, además, se encuentra el acceso hasta la cima del Clingmans Dome, la cima del parque y otra de las visitas obligadas de las Montañas Humeantes.

Gatlinburg, la ‘capital del parque’.- La ciudad de Gatlinburg es una de las tres entradas al parque y, también, la capital oficiosa del mismo. Aquí se concentra la mayor parte de la oferta de alojamiento, restauración y ocio del área y se ha convertido en una especie de parque temático del senderismo, la pesca y los deportes de aventura. La ciudad en sí, como suele ser habitual en estas latitudes, es un tanto anodina. Pero no es un mal lugar para hacer base y da acceso directo a algunas de las mayores atracciones del parque. Un ejemplo es el Roaring Fork Motor Nature Trail. Esta carretera circular con salida y llegada en la ciudad (el acceso se hace a través de la Cherokee Orchad Road) recorre un paisaje marcado por el bosque y el agua, que corre furiosa creando cascadas y rápidos de gran belleza. El trazado tiene varios aparcamientos desde los que se pueden hacer pequeños senderos para ver verdaderas maravillas como Grotto Falls y Baskins Creek Falls. Esta ruta también pasa por algunos lugares históricos. En este lugar se establecieron varios pioneros y sus cabañas aún son una huella de aquellos tiempos. A las casas se las conoce aún por el nombre de sus primeros propietarios: Noah ‘Bud’ Ogle Cabin, Alex Cole Cabin, Ephraim Bales Cabin, Alfred Reagan Tub Mill…

En Estados Unidos es normal que los lugares de interés turístico se conviertan en un sitio un tanto naif. En los alrededores de Gatlinburg hay un parque de atracciones dedicado a la figura de la musa de la música Country Dolly Parton (Dollywood) y en la propia ciudad tienes un acuario, un museo de curiosidades al más puro estilo Gravity Falls (Ripley’s belive it or not), un museo de coches de películas, una Montaña rusa que se interna en el bosque y un minigolf que, según ellos mismos dicen, eleva esta actividad deportiva a una especie de séptimo cielo. Otro lugar muy curioso es el Ole Smoky Moonshine (Parkway, 903; Tel: (+1) 865 436 6995), un centro mitad tienda mitad museo donde se hace y vende el legendario licor ilegal de los Montes Apalaches. Este es un lugar hecho por y para el turismo: telesillas, puentes colgantes, tiendas para parar un tren. Y todo al borde de esta masa de bosque gigantesca. Es un sitio muy curioso.

La otra entrada al parque desde el lado de Tennesse es la tranquila Townsend. Aquí se encuentra el Centro de Visitantes del parque y también el acceso para ir hasta Cades Cove. Townsend es, también, la puerta de entrada al Smoky Mountains más salvaje y auténtico. Deep Creek es un área de bosque primigenio que se extiende a las faldas de la divisoria. Tremont Road sube desde las inmediaciones del pueblo (cruza Laurel Creeck) y se aproxima bastante hasta las alturas que sirven de frontera con Carolina del Norte. Desde el parquing que culmina esta carretera sin salida sale un sendero fácil que conduce hasta Indian Flat Falls, una concatenación de pequeños saltos de agua cubiertos por un bosque increíble. Es uno de los lugares más bonitos del parque.

Fotos bajo Licencia CC: Gary Millar; Thomas; Jody Claborn; Matthew Trudeau; Pat (Cletch) Williams; Xiaojia He

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