Los imprescindibles para entender y disfrutar del Museo Arqueológico Nacional

Una de las salas del Museo Arqueológico Nacional. Viajar Ahora

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El Museo Arqueológico Nacional es uno de los grandes desconocidos de la gigantesca oferta cultural de Madrid. 3,2 millones de personas visitaron el pasado año el Museo del Prado, la gran joya de la corona que se encuentra a poco más de kilómetro y medio de distancia del centro. El Reina Sofía recibió 4,4 millones de visitantes y el Thysen un poco más de un millón… A la llamada del Arqueológico acudieron poco más de 516.000 entusiastas de la historia. Y no entendemos por qué, aunque se agradece. Hacía muchos años que no visitábamos esta auténtica joya de los museos españoles. Tanto que no habíamos podido verlo después de la reforma integral de sus salas de exposiciones. Una reforma que ha transformado un depósito de antigüedades en uno de los mejores museos que vimos jamás.

El Arqueológico atesora más de millón y medio de objetos arqueológicos de todo el mundo que empezó a acumularse a mediados del siglo XVIII por orden del rey Carlos III. El monarca, de origen napolitano, fue el primero que ordenó la excavación sistemática de las ruinas de Pompeya y se trajo esta pasión por las antigüedades a España. Sólo un 1% de los objetos se encuentra en exhibición (unos 13.000); y el discurso museográfico (que abunda de manera magistral en el uso de recursos audiovisuales) se centra en España. Si tienes inquietud y te interesa el tema se puede decir, sin riesgo a exagerar, que cuatro horas en este museo bastan para salir con una idea general bastante clara de lo que ha sido la historia de España desde la Prehistoria hasta la era de los descubrimientos (Edad Moderna).

Verlo todo en un día es imposible. Sólo escuchar todos los audios que se encuentran asociados a las distintas salas, vitrinas y piezas especiales demandaría 10 horas de atención. Lo ideal es verlo en varias visitas; pero no todo el mundo tiene la oportunidad de ir a Madrid con la frecuencia necesaria para conocer a fondo el museo. Como sucede en otros grandes centros del mundo, lo más útil es ir al grano y prestar atención a lo más importante. Un vistazo somero a lo importante y un examen exhaustivo de lo imprescindible puede demandar unas tres o cuatro horas. Con esta selección que te proponemos, puedes planificar la visita de manera precisa y salir del Arqueológico con la sensación de que, aunque no lo has visto todo, has aprovechado el tiempo al máximo. El primer consejo. No te prives de ver entero el audiovisual que sirve de presentación. Sobre un mapa de España en relieve se van proyectando los principales avatares históricos vinculados a los yacimientos arqueológicos que se distribuyen por toda la geografía del país. No sólo te va a ayudar a comprender todo lo que vas a ver dentro, sino que también te da una idea de la enorme riqueza arqueológica del país. Este audiovisual fue una de las cosas que más nos gustó.

Estelas heroicas del bronce final (SALA 9; Planta Baja).- La sala 9 aborda el tránsito entre la Prehistoria y las primeras civilizaciones indígenas. Esta es una de las salas clave del museo ya que muestra culturas muy importantes para el desarrollo posterior de la Península Ibérica tales como la de los Campos de Urnas o el Argar, responsables de los primeros poblados estables y de las primeras diferencias sociales notables que se ponen de manifiesto en los ajuares que se depositan en las tumbas de los miembros más destacados de la comunidad. Las piezas clave de esta sala son las llamadas estelas heroicas, grandes piedras alisadas grabadas con figuras humanas y atributos de poder como armas. En un principio se creía que estos monumentos señalaban tumbas de guerreros pero ahora se cree que eran hitos que rendían homenaje a los jefes de las comunidades y, a la vez, asentaban el poder de estos primeros linajes sobre el territorio. La más importante de estas lápidas grabadas es la Estela de Solana de Cabañas (Cáceres) en la que se representa una figura humana (el jefe homenajeado) rodeado por ‘objetos de prestigio’ entre los que destacan un escudo, una lanza y una espada. Junto a esta estela hay otras que repiten este mismo esquema. En esta sala también hay una muy buena reproducción de una tumba de la cultura del Argar.

Las damas ibéricas (SALA 13; Primera Planta) .- Las salas de las 10 a la 17 se centran en las primeras grandes culturas autóctonas como la tartésica y la Íbera. Son tiempos de contactos con las grandes civilizaciones del oriente mediterráneo (griega, púnica y, de manera indirecta, egipcia), un hecho que se traduce en una evolución artística impresionante. En la sala 12 (patio) se yergue el Monumento de Pozo Moro (siglo VI AC), una imponente torre funeraria íbera con esculturas de leones y cuidados relieves en los que se mezclan mitos de origen griego (como los Trabajos de Hércules) y fenicios. Las estrellas indiscutibles de estas salas son las dos grandes damas ibéricas. La Dama de Elche (Siglo V AC) es una de las piezas arqueológicas más hermosas de España. Muy cerca se encuentra la Dama de Baza (Siglo IV AC). Ambas esculturas tuvieron en su origen una función funeraria. En la parte trasera de cada una hay una abertura dónde se depositaron las cenizas de las difuntas representadas. Son dos piezas maestras del museo.

Lex Coloniae Genitiuae Iuliae y la escultura de Livia (Salas 18 y 20) .- Roma es uno de los puntos fundamentales de la historia de la Península Ibérica. No se puede entender la España actual sin los más de seis siglos de presencia romana en el suelo hispano. Esta parte del museo es de las más destacadas y la cantidad de objetos dignos de atención son muchísimos. Pero nosotros te recomendamos detenerte en dos. El primero no es muy espectacular desde el punto de vista estético. La Lex Coloniale Genitiuae Iuliae (44 AC) es una placa de bronce en la que se escribieron las leyes de la actual Osuna (Sevilla). La importancia de esta pieza, a parte de su enorme valor documental, es un símbolo de la integración de la Península Ibérica en la civilización romana. Otra pieza maestra es la escultura de Livia (15-20 AC), una imponente representación escultórica de la emperatriz Livia Julia Augusta (esposa de Augusto) representada como la diosa de la Fortuna encontrada en Baena (Córdoba). Otra sala impresionante de esta parte del museo es la 22 dónde se encuentra una nutrida colección de mosaicos romanos. El más importante, desde el punto de vista artístico e histórico, es el conocido como Mosaico de los Gladiadores (siglo III) traído desde la mismísima Roma.

El Sarcófago de Astorga y el Tesoro de Guarrazar (SALA 23; Primera Planta) .- Los últimos momentos del Imperio Romano suponen una verdadera tormenta en diversos ámbitos. Uno de ellos es el religioso: el cristianismo se convierte en la religión oficial del Estado y los viejos dioses de la tradición grecorromana van, poco a poco, cediendo su espacio o, incluso, cristianizándose. El Sarcófago de Astorga (Siglo IV) es un testigo de aquellos primeros años del cristianismo como religión hegemónica. Importado desde Roma para la Catedral de Astorga (León), esta pieza maestra de la escultura muestra escenas del evangelio (la multiplicación de los panes y los peces; la resurrección de Lázaro) y hechos notables de la historia cristiana como el arresto de San Pedro en Roma. La propia caída del imperio y la conquista de los pueblos bárbaros es la convulsión política que sacude a toda Europa. El Tesoro de Guarrazar (Siglo VII) –Toledo- data del periodo de máxima gloria del reino visigodo. La pieza estrella de este conjunto de objetos de oro y piedras preciosas (que seguramente fueron donadas como ofrenda a alguna de las iglesias de Toledo) es la Corona de Recesvinto, una magnífica obra de orfebrería.

El Bote de Zamora, el Cervatillo de Medina Azahara y los ‘cielos españoles’ (SALAS 23, 24, 25 y 26) .- Las salas dedicadas a Al-Andalus son, a nuestro juicio, insuficientes. La cultura musulmana fue, junto a la romana, la aportación decisiva a lo que hoy es España. Pero lo que hay es muy bueno. Muy potente. Están la pila de abluciones del mismísimo Almanzor, una colección de capiteles brutal y tres artesonados (los historiadores del arte los llaman cielos españoles) que decoran las últimas salas de esta primera planta. Pero las dos piezas estrella de esta parte de la exposición son una pequeña caja de marfil y una pieza de bronce conocida como el Cervatillo de Medina Azahara (Siglo X), una precioso surtidor de agua que debió adornar alguna de las fuentes de la ciudad palaciega cercana a Córdoba. El Bote de Zamora (Siglo X) también se esculpió en Córdoba aunque estuvo durante siglos en la Catedral de Zamora. Según una inscripción, este pequeño cofre cilíndrico tallad maravillosamente en marfil, fue un obsequio del califa cordobés Al Hakam a una de sus concubinas preferidas. Es una de las piezas más delicadas del museo y una muestra magistral de la calidad del trabajo artesanal en época califal.

El Pilar de la Lujuria y el Crucifijo de don Fernando y doña Sancha (SALA 27; Planta Segunda) .- la sala 27 está dedicada a los reinos cristianos que, durante toda la Edad Media, pujaron con Al Andalus por el control de la Península Ibérica. La parte del león de esta zona del museo es la escultura románica. Un ejemplo curioso es el conocido como Pilar de la Lujuria (Siglo XII), antiguo parteluz (elemento arquitectónico que dividía ventanas o puertas) que se supone perteneció a la Colegiata de Armentia (Álava). En este curioso conjunto se representan escenas de marcado carácter sexual y simbólico que representan los excesos de la lujuria. El contrapunto a esta pieza insólita es el Crucifijo de don Fernando y doña Sancha (Siglo XI), un precioso ejemplo del trabajo en marfil. Las salas siguientes (28, 29 y 30) están dedicadas a los albores de la Edad Moderna con un discurso centrado en la era de los descubrimientos y la primera globalización que supuso el imperio hispánico.

El resto de la segunda planta está dedicado a la propia historia de la institución y a las colecciones externas: Próximo Oriente; Antigüo Egipto y Grecia. En esta última parte hay una interesante colección de cerámica con piezas de enorme calidad (Vaso de Hidria con Heracles; el Ánfora bilingüe o la Copa de Aison). En la Planta Tercera también hay una impresionante colección numismática (monedas) que también son una buena manera de explorar la historia del país a través de la evolución del dinero. Esta colección está considerada como una de las más importantes del mundo con piezas que abarcan un periodo temporal desde el Siglo IV AC al presente. Otro punto de interés es la reproducción de la Cueva de Altamira que se encuentra en un pequeño sótano del jardín exterior del museo.

Datos de Interés . Museo Arqueológico Nacional Museo Arqueológico Nacional ; Dirección: Serrano, 13 –Madrid-; Tel: (+34) 91 577 79 12; Horarios: M-S 9.30 – 20.00 DyF 9.30 – 15.00; Precios: Tarifa general 3 euros (1,5 Euros tarifa reducida). Gratis los sábados a partir de las 14.00 y los domingos. Líneas de Autobús Líneas de Autobús : 1, 9, 19, 51 y 74 (Calle Serrano); 5, 14, 27, 45 y 150 (Paseo Recoletos); 21 y 53 (Plaza de Colón); 2, 15, 20, 28, 52 y 146 (Plaza de la Independencia); Metro: Línea 4 (Serrano) y Línea 2 (Retiro); Cercanías Renfe Cercanías Renfe : Líneas C-1,C-2, C-7,C-8, y C-10 (Recoletos).

Fotos bajo licencia CC: Viajar Ahora Viajar Ahora

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