Espadas saca adelante su Plan de Movilidad para hacer de Sevilla una ciudad “más saludable y respirable”

Juan Espadas (PSOE) ya tiene aprobado el que hoy por hoy considera el hito más importante que ha impulsado en los dos mandatos que lleva como alcalde de Sevilla, hasta el punto de que se convertirá en una ciudad “más saludable y respirable”. Aunque se trata de un documento y no de un logro tangible, el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) de Sevilla, que marca el futuro en este campo para la próxima década, ha sido presentado este miércoles como un elemento “importante y vital para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos”, en un pleno que le ha dado luz verde en un sesión corta pero intensa: buenas palabras del PP al gobierno local, bronca de Espadas a Vox y una votación por separado que ha visualizado la ruptura interna en Adelante Sevilla.

Todo lo anterior se ha traducido en que el PMUS ha salido adelante con el respaldo de PSOE y Cs, que renuevan así los votos de su estrecha relación. El PP ha optado por la abstención, con sus críticas pero también admitiendo que el documento tiene sus cosas buenas, y a esa postura se ha sumado la portavoz de Adelante Sevilla, Susana Serrano, que era precisamente la que pedía al pleno que el voto fuese nominativo y no por grupos. Sus tres compañeros de filas se inclinaron por el 'no', con lo que vinieron a coincidir con Vox, aunque los argumentos de unos y otros no pudiesen estar más en las antípodas.

Cuatro años de trabajos

Lo de que el PMUS es un documento vital lo dijo el delegado de Gobernación, Juan Carlos Cabrera (PSOE), quien también definió la complejidad de su elaboración de una manera más prosaica: “Esto no es un huevo que se echa a freír”. Los trabajos arrancaron en 2017 y su base son 47.000 encuestas técnicas, con lo que el resultado final a su juicio está “avalado por la rigurosidad del método científico”.

¿Y por qué se considera que el PMUS va a mejorar la calidad de vida de los sevillanos? Pues porque su objetivo primario es reducir un 55% la emisión de gases de efecto invernadero en 2030, y para ello es fundamental cambiar la forma de desplazarse en una ciudad con un índice de motorización superior al de Madrid y en la que se generan 2,8 toneladas de CO2 por habitante y año. Todo ello pasa sobre todo por domesticar el tráfico privado de Sevilla, por la que circulan de media unos 400.000 vehículos al día, de los que casi la mitad (el 46,3%) llegan desde el área metropolitana.

De hecho, Juan Espadas lo defendió en el pleno como un elemento clave para la lucha contra el cambio climático en Sevilla, y definiéndolo como “el documento de planificación más importante tras el PGOU”, el Plan General de Ordenación Urbana. Otra cuestión no precisamente menor es que es un requisito imprescindible para obtener financiación europea, de ahí “la necesidad y obligación de tenerlo, aunque haya que concretarlo”. 

Sin plazos ni presupuesto

¿Qué significa ese “aunque haya que concretarlo”? Pues que el PMUS, que se empieza a aplicar de manera inmediata, es un diagnóstico de la situación y propone opciones de futuro pero no concreta tres cuestiones fundamentales: fechas, coste de los proyectos y cómo se financiarán. Esto, alega el gobierno local, se definirá en documentos específicos, lo que llevó a Vox a criticar que esto es un brindis al sol y a ironizar con la credulidad de los grupos que no votaron en contra.

Espadas considera que este plan, con “el Metro como gran estrella de la transformación”, ayudará a conseguir una Sevilla “más saludable y respirable” y que sea “una ciudad de 20 minutos”, el tiempo medio de movilidad. Una ciudad, en definitiva, “para pasear, trabajar y disfrutar”.

Para ello el PMUS, entre una infinidad de objetivos, se marca que dos tercios de los desplazamientos se realicen de forma sostenible (peatón, bicicleta y transporte público) y sólo un tercio se haga en coche, además de lograr un sistema de transporte más eficiente con un tiempo medio de desplazamiento de 20 minutos y un máximo de 25. Junto a ello, que el 10% de los vehículos privados sean de 0 emisiones en 2030, cifra que en el caso de los vehículos de transporte público debe elevarse al 75%. 

A favor y en contra

El documento, en definitiva, nace con un importante respaldo político en el Consistorio y con el aval también de agentes sociales y económicos, colegios profesionales y diferentes asociaciones de la ciudad. En cambio, no se han subido a este tren ni ciclistas ni colectivos ambientales, representados por A Contramano y el Movimiento de Entidades por el Clima, que aglutina a 18 asociaciones. Mientras, en la puerta del Ayuntamiento, integrantes de Salva Tus Árboles Sevilla volvían a protestar por la desaparición de más de un centenar de árboles por la ampliación del tranvía, avalada por este PMUS.

En cuanto al debate político, el portavoz de Cs, Álvaro Pimentel, dio su sí al plan apelando a “la sostenibilidad, el transporte público y los sevillanos”, al tiempo que reclamaba que se tengan en cuenta las necesidades de vecinos y comerciantes del centro. El casco histórico, precisamente, es lo que teme ahora el PP que quede cerrado “de manera general e indiscriminada” sin que se ofrezcan alternativas.

Para el portavoz popular, Beltrán Pérez, falta un plan de aparcamientos, un mapa de calidad del aire, se apuesta poco por la bici o no se tienen en cuenta las motocicletas. Pese a ello, su grupo se ha abstenido porque el documento, tras un “inicio decepcionante”, se ha mejorado con las alegaciones posteriores, presentando su postura como “un voto de confianza” y un “estímulo” al gobierno para que se pongan manos a la obra.

El trago más complicado del pleno fue para Adelante Sevilla, ya que su portavoz, Susana Serrano, se abstenía mientras sus tres compañeros (que no tenían la opción de hablar durante la sesión) votaban en contra. Serrano reconoció que “no es el PMUS que hubiese hecho este grupo”, pero considera que es una herramienta necesaria y que incluye cuestiones positivas como la apuesta por el BTR (Bus de Tránsito Rápido) y un primer amago con las supermanzanas, una estructura para blindar espacios frente al tráfico privado. En el debe, que se mantenga el trazado de la ampliación del tranvía, la falta de visión metropolitana y que “el Polígono Sur se sigue quedando fuera”.

El encontronazo con Vox

La portavoz de Vox, Cristina Peláez, arremetió contra un PMUS que considera un sucesión de “vaguedades, apostó por dejarlo de lado y centrarse en hacer el Metro subterráneo y la ronda de circunvalación SE-40 y criticó que se abogue por los desplazamientos a pie y en bicicleta en una ciudad en la que se alcanzan los 40 grados, lo que le llevó a ironizar con que se instalen duchas para mejorar la higiene general. A su juicio, el plan supone una entrega ”al globalismo“ que Espadas hace por mandato del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, una postura ante la que antepuso ”la defensa de las raíces y tradiciones“ de Sevilla.

El alcalde, que cerró la sesión plenaria, lamentó la postura en contra de casi todo el grupo de Adelante Sevilla, pero cargó sobre todo contra la “incoherencia de Vox”. Le recordó que la Agenda 2030 no es un invento de Sánchez sino una estrategia de Naciones Unidas, al tiempo que no ahorraba en descalificativos a la formación de ultraderecha: “Vox es 'no' al progreso de la sociedad, son negacionistas del cambio climático, del futuro y de la salud”.

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