Las batas blancas vuelven a la calle. Siete años después de la eclosión de la Marea Blanca, miles de médicos y médicas residentes de los hospitales públicos madrileños dan el pistoletazo de salida a una huelga indefinida en busca, dicen, de condiciones “dignas de trabajo”.
“Ahora que la población es más consciente de nuestro trabajo es el momento de movilizarnos”, asegura Rocío, del Comité de Huelga MIR y médica de Medicina de Familia de tercer año en la Fundación Jiménez Díaz.
Cree que la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid ha infravalorado su potencial movilizador. “Pensaban que seríamos cuatro gatos porque somos un sector pasivo, al que le cuesta moverse históricamente y también porque sabes que dejas a los pacientes”, analiza.
La marcha ha arrancado frente a una de las sedes de la Consejería de Sanidad, en la calle Sagasta, y enfila a esta hora de la mañana la Gran Vía madrileña. La movilización arranca aplausos a cada paso, de los balcones y de los viandantes.
Los residentes exigen al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso un nuevo convenio que mejore la supervisión, las condiciones económicas de los contratos y regule las horas extra. De momento, la respuesta institucional ha sido establecer unos servicios mínimos del 100% en las guardias que han sido recurridos.
“Es la mejor muestra de lo que estamos denunciado. No somos personal en formación, somos impresindibles”, reivindica Luis Chiva, psiquiatra de cuarto año del hospital Clínico.
Informa Sofía Pérez Mendoza.