Por una ordenanza municipal que regule la actividad de los artistas que trabajan en la calle

Benkomo Nuez; Carlos Hernández; Germán Marrero y Armando Suárez, miembros de la Asamblea de Aristas que Trabajan en La Calle (ALEJANDRO RAMOS)

Jennifer Jiménez

Las Palmas de Gran Canaria —

Pasear por las grandes ciudades no sería lo mismo sin ese colectivo de artistas que con su música, poesía, pintura... amenizan el camino de cualquier transeúnte. Sin embargo, las actividades que se realizan al aire libre deben estar organizadas por el bienestar del propio artista y por el de otros agentes implicados, como vecinos o empresarios de la zona. Esto es lo que reivindica la recién constituida Asamblea de Artistas que Trabajan en la Calle, en Las Palmas de Gran Canaria.

Unas doce personas se han sumado ya a este colectivo cuyo reclamo es el de una ordenanza municipal que regule su actividad para lograr una mejor organización. Uno de los miembros de esta asamblea, Benkomo Nuez explica que hace veinte años quizás no era tan importante este reclamo. No obstante, aclara que sólo en la capital grancanaria hay unas cuarenta personas que pueden estar viviendo del arte callejero y, por tanto, ha ido cobrando fuerza la necesidad de ponerse de acuerdo.

Este músico de profesión asegura que “la calle es un laboratorio, un lugar donde se aprende muchísimo” y que la mayor parte de las veces lo que recibe, al igual que sus compañeros, son palabras y muestras de agradecimiento por parte del público. “Creamos arte y un valor añadido a la ciudad”, insiste. Personas que han tenido un mal día en el trabajo o que se encuentran tristes, su labor les ayuda y reconforta y así se lo expresan en muchas ocasiones.

Y es que, en otros puntos de Europa o en ciudades españolas como Barcelona o Bilbao existe una mayor conciencia hacia la cultura callejera y ya hay normativas que lo regulan. “No queremos espantar al turista, sino ser un atractivo más”, puntualiza Nuez. De hecho, los primeros detalles culturales de un lugar que recibe el visitante los encuentra en la calle, “antes que en los teatros o en los museos”.

Avanzar hacia la regulación

El colectivo cree que con esta norma se podría incluso hacer un mapa con los puntos donde cada artista se va a encontrar cada día y en qué horario actuarán ya que al turista puede interesarle parar en un lugar concreto para buscar a un profesional determinado. “En otras ciudades existe”, aclara Nuez.

Para lograr su objetivo, el pasado mes de abril dieron los primeros pasos para constituir la Asamblea de Artistas que Trabajan en La Calle en Las Palmas de Gran Canaria. Desde entonces, antes que presentarse públicamente, han intentado hablar con los gestores políticos. “Ahora es el momento de sacar esta ordenanza, ya que además tenemos en la ciudad un Gobierno progresista”.

Los representantes de la Asamblea explican que ya han mantenido una reunión con el concejal de distrito centro, José Eduardo Ramírez, quien “en principio se mostró dispuesto y consideró necesaria nuestra reivindicación”. También han expuesto el tema al jefe de servicio de Cultura del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Juan Espino, una reunión con la que no han resultado tan contentos, según explican.

Estos artistas señalan que el Consistorio les ha explicado que la concejalía de Cultura se organiza por mesas sectoriales y que ya tienen previsto aprobar esta ordenanza. Sin embargo, la Asamblea pide que el colectivo que trabaja en la calle pueda participar en el diseño de esta ya que lo que se decida repercutirá en su trabajo.

El colectivo propone un método “más democrático”; constituir una mesa de trabajo en la que participen todos los actores implicados: los profesionales que se dedican a esta actividad, los vecinos de las zonas donde los artistas trabajan, los empresarios de estos puntos y los políticos.

Benkomo Nuez considera que con esta forma se llegará a consensos sobre el asunto, aunque es consciente de que se trata de un trabajo “arduo” y que llevará tiempo. En esa normativa expone que debe quedar reflejado el tema de horarios, zonas, tiempos... Hay muchos detalles que se deben tener en cuenta ya que, “no es lo mismo que en un mismo punto suene una gaita que una guitarra”, dependiendo del instrumento podrá estar más o menos tiempo en un mismo lugar.

El músico apunta que la cuestión puede resolverse de forma cívica, pues cualquiera de los artistas si en un momento dado un vecino se queja porque tiene un problema puntual, no tiene inconveniente en cesar su actividad. “Alguna vez me he encontrado con una señora que me explica que su madre está enferma o que un familiar ha muerto”, esto, explica, son temas que se encuentran aparte y que por cuestión de “educación” y “civismo” se aceptan y se respetan.

Principales problemas con los que se encuentran

La Asamblea insiste en que también necesitan que los artistas sean respetados. Actualmente, se encuentran con problemas a la hora de pedir permisos para utilizar el suelo público, ya que cada distrito de la ciudad tiene unos requisitos y un procedimiento diferente.

Existen permisos que van desde veinte minutos a dos horas, según cuentan estos artistas, aunque matizan que esto no impide que un policía municipal pueda echarles del lugar donde se encuentran si alguien se queja. “Entendemos que el agente cumple órdenes, pero con una ordenanza esto no sería necesario”, aclaran.

Nuez afirma que estos permisos son iguales al que se dan para realizar otra actividad en la calle, como la que puede tener “un vendedor de castañas o una marca que patrocine un automóvil”. Señala que aunque respeta estas otras opciones, los artistas deben tener una diferenciación por sus propias necesidades y porque aportan un valor cultural.

Además de este permiso, aseguran que hay personas a las que se les ha pedido un seguro de responsabilidad civil y que el amplificador que utiliza Nuez para tocar su guitarra tiene que pasar por una serie de controles.

La Asamblea lamenta que, a los políticos “se les llene la boca hablando de cultura”, como fue el caso de la convocatoria para que en 2016 Las Palmas de Gran Canaria fuera ciudad europea de la cultura, en la que se hicieron proyectos para los Riscos de la ciudad y que “quedaron olvidados”. Por ello, tienen la esperanza de que, con el nuevo Gobierno municipal, finalmente se apruebe esta ordenanza tan ansiada que ayudaría a regular el trabajo de estos profesionales de distintos ámbitos del arte.

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