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Opinión - Junts, el bolsillo y la patria. Por Neus Tomàs

El Ejército de Myanmar no cesa en los disparos contra sus ciudadanos

Los cuerpos de seguridad de Birmania (Myanmar) efectuaron este sábado disparos y lanzaron gases lacrimógenos para dispersar una protesta de unas 10.000 personas en el centro de Rangún, y detuvieron a decenas de manifestantes, según testigos citados por la radio birmana. A raíz de otros incidentes, un niño muerto y dos personas heridas con disparos de bala ingresaron en el Hospital Kyimyindine de Rangún, informó radio Mizzima.

Al menos 16 personas han muerto, cerca de 200 resultaron heridas y más de 1.000 fueron detenidas, entre ellas 800 monjes, desde el miércoles pasado, cuando el régimen militar comenzó a disolver las manifestaciones tras imponer el toque de queda y prohibir las reuniones públicas. Entre las víctimas mortales hay dos extranjeros, incluido un fotógrafo japonés, y varios bonzos.

Los soldados abrieron fuego este sábado contra los manifestantes en las proximidades del cien Sanpya, en el centro de Rangún, después de varias escaramuzas con ellos en las calles aledañas.

La protesta comenzó con unas 2.000 personas marchando por la calle del Comercio con llamamientos a la Junta Militar para que atienda los deseos del pueblo de mayores libertades y democracia, pero los soldados empezaron a practicar detenciones.

Los manifestantes se dispersaron y volvieron a reagruparse unas calles más lejos, esta vez junto al mercado de Theingyi, y de nuevo los cuerpos de seguridad acudieron para dispersarles.

El juego del ratón y el gato duró un rato, tiempo en que más personas se sumaron a la protesta, hasta que las tropas perdieron la paciencia y abrieron fuego, de acuerdo con un testigo citado por radio Mizzima.

En otras partes de Rangún, también se produjeron incidentes a pesar de la fuertes medidas de seguridad adoptadas por la Junta Militar.

El cerco militar prosigue en los monasterios y ha conseguido que los monjes budistas, que encabezaban las movilizaciones antigubernamentales desde el 17 de septiembre, no salgan a la calles desde el viernes.

Birmania está gobernada por los militares desde 1962 y no celebra elecciones parlamentarias desde 1990, cuando el partido oficial perdió estrepitosamente ante la Liga Nacional para la Democracia (LND), que lidera Aung San Suu Kyi, unos comicios cuyos resultados desacataron los generales.

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