La liberación de Mastrogiacomo zanja dos semanas de angustia en Italia

Al ser puesto en libertad 14 días después de su secuestro, el periodista de La Repubblica dijo encontrarse “bien” físicamente y está previsto que regrese a Italia desde Kabul en las próximas horas, a bordo de un avión de la presidencia del Consejo de Ministros. “Doy las gracias a todos, sentía que no me habíais abandonado y eso me daba fuerza y valor, pero ha habido momentos en los que realmente he tenido miedo de ser asesinado de un momento a otro”, fueron sus primeras palabras tras recuperar la libertad.

Mastrogiacomo fue liberado este lunes en la provincia en la provincia de Helmand (sur de Afganistán) a cambio de cinco prisioneros insurgentes, según los talibanes. Junto a él fueron también secuestrados dos afganos: el traductor y el conductor. Este último asesinado días después, acusado por sus captores de ser un espía.

Nada más ser trasladado al hospital de la organización no gubernamental italiana Emergency en Lasjkargah (sur de Afganistán) Mastrogiacomo se puso en contacto con su mujer, Luisella Longo, y el director de La Repubblica, Ezio Mauro. “Ha visto cosas terribles, ha tenido miedo pero, de todas formas, ha resistido el golpe”, dijo su mujer, en una rueda de prensa, antes de añadir que estuvo encadenado durante todo el secuestro y fue obligado a cambiar continuamente de prisión.

Kilómetros y kilómetros de noche

Mastrogiacomo, de 52 años, en declaraciones recogidas por Repubblica TV, contó que habían recorrido “cada noche kilómetros y kilómetros” y que durmieron “con frecuencia en medio de las dunas del desierto”.

La confirmación oficial de su liberación fue hecha por el primer ministro italiano, Romano Prodi, quien informó que estaba siendo atendido en el hospital que la ONG Emergency tiene en Lasjkargah (sur de Afganistán). En ese momento, la familia del periodista pudo finalmente dar un respiro de alivio, después de quince días de angustia y de vivir ayer una tensa jornada, cuando llegaban, desde Kabul, noticias de su liberación, que finalmente no se concretaban.

Su liberación no ha sido asunto fácil, confirmó Prodi, quien reconoció que el pasado domingo habían temido lo peor y que habían sido días realmente “dramáticos”. “El momento más duro” fue el domingo, cuando se produjo un ultimátum en el que los captores dijeron: “vamos a matarlo”, dijo también su mujer.

Sin embargo, los primeros gestos de alegría llegaron este lunes de la sede de La Repubblica, donde al conocerse que Mastrogiacomo estaba bien y libre colgaron una bandera italiana en la fachada. La odisea de Mastrogiacomo pasó por momentos de confusión y temor, que comenzaron cuando el pasado día seis, dos después de su desaparición, un grupo talibán confirmó su captura y le acusó de ser espía británico, algo inmediatamente rechazado desde Italia.

El Ejecutivo aseguró que todos los canales estaban abiertos para afrontar una larga y compleja negociación, que según Prodi, “no ha sido simple”, y conseguir su liberación. La prueba de que Mastrogiacomo estaba vivo llegó el 14 de marzo en un vídeo remitido a Emergency donde pedía a Prodi hacer “lo posible por obtener pronto” su liberación.

Pero, al día siguiente, Italia volvió a sumergirse en el temor, al recibir otra grabación de voz, de muy mala calidad, en la que el periodista pedía, de forma agitada, que se hiciera algo porque “quedaban sólo dos días” y después los matarían. Veinticuatro horas después, los talibanes anunciaron que habían matado, por espía, al conductor afgano Said Agha y prorrogaron el ultimátum sobre Mastrogiacomo hasta hoy.

Desde ese momento, el periodista permaneció secuestrado junto a su intérprete Adjamal Naskhbandi a quien, según dijo este lunes Mastrogiacomo lo había visto “libre”. Las últimas 48 horas fueron un maratón para el Gobierno, con noticias cruzadas sobre su liberación que no se produjo, hasta que el pasado domingo por la noche “se habían cumplido” todas las condiciones y lo único que quedaba ya era esperar.

Este es el tercer secuestro de italianos en Afganistán. El más reciente fue el del fotógrafo Gabriele Torsello, liberado el pasado noviembre, después de casi un mes cautiverio, mientras la cooperante Clementina Cantoni, estuvo 24 días privada de libertad en 2005.

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