Resultaron verdaderamente conmovedoras las imágenes distribuidas este fin de semana por la agencia Acfi Press en las que se veía al consejero de Sanidad del Gobierno de Canarias, Fernando Bañolas, ejerciendo de padrino de un niño nacido en un helicóptero de emergencias. Tiene aspecto de padrino, dicho sea empleando la acepción más noble y cariñosa del término, aquella que nos trae a la memoria a ese ser querido que coge la vela, pone cara de emocionado y te regala un detallito cada doce meses. Quizás sea por ese talante noble y tolerante por lo que a Fernando Bañolas le toman el pelo dos de sus más directos subordinados, el director y la secretaria general del Servicio Canario de Salud, Guillermo Martinón y Lourdes Quesada, o a la inversa, que tanto monta, monta tanto. En Coalición Canaria y en muy determinados sectores del Gobierno están indignados por los constantes desplantes y puenteos de esos dos altos cargos dejados ahí por el PP para mejor proveer en caso de alfombras volanderas. Pero, ¿con quién se entrevistan los dos cargos más indignamente apegados al machito de toda la historia de la nacionalidad?