En Santa Brígida la sangre estuvo a punto de llegar al río. Las viejas glorias socialistas, o perdón, la vieja gloria socialista que es Blas Artiles, se empeñó el pasado viernes en demostrar que está más vivo que nunca y que no hay renovaciones, zapateros o josemigueles que puedan con él. Así que en la asamblea local se personó el hombre con todo su poderío de militancia, familiares incluidos, para tratar de tirar abajo la aprobación de la gestión de la actual ejecutiva local. La cosa estuvo muy reñida y acalorada, incluyendo las correspondientes e históricas advocaciones al socialismo de toda la vida para tratar de desmontar la gestión del equipo de gente nueva que se ha hecho cargo del PSC satauteño. Al final, Artiles perdió por un solo voto de diferencia, lo que se tradujo en un profundo suspiro de tranquilidad por parte de concejales, ex concejales, cargos orgánicos y militantes que apuestan por un giro en ese partido. Artiles no supo en su día traspasar un techo electoral y orgánico en Santa Brígida, pero el hombre se empeña, en plan Duracell, en no reconocerlo en esta vida.