Mientras Rosa Rodríguez y Larry Álvarez ganan competencias y llamativas atribuciones, otros salen ciertamente decapitados con esta remodelación. El más afectado es Domingo Bueno, al que Soria propina una fuerte y sonora patada en salva sea la parte, pero dejándole el zapato, que deriva de Zapatero, lo que jeringa aún más. Los bomberos, para Rosa, que es de abrigo, por si abrigan alguna otra tentación. Peor es, políticamente, lo que le ha ocurrido a Miguel Jorge Blanco, al que le arrebatan los golosos y clientelares planes insulares de obras y servicios, que pasan también a manos de Rosa Rodríguez. Jorge Blanco es un hombre leal a Pepa Luzardo, que de este modo también pierde un peón importante en territorio soriano. Larry, por su parte, sale fortalecido con la gestión de las áreas de Organización y Métodos (sic), así como Régimen Interior. No nos negarán que la cosa no les suena un poco marimandona, sobre todo eso de métodos. Serán cosas del ultraliberalismo que a los carcas progres se nos escapan por completo.