No es baladí la paralización decretada por el Cabildo sobre la niña de los ojos de la alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria. Paralizarle a Pepa el nuevo Guiniguada es tanto como paralizarle a Soria la ampliación de la Casa Palacio. Nos inclinamos a pensar que los técnicos del Cabildo no quieren líos y, sabedores de que hay muchos ojos puestos en la legalidad de la obra, se curan en salud. Y Miguel Jorge Blanco sabe que el Cabildo no está ahora para muchos trotes judiciales. Lo que no sabemos es qué mecanismos tiene esa institución para hacer valer este decreto y obligar al Ayuntamiento a cumplir el protocolo pactado en el convenio institucional suscrito. Ya saben que el Cabildo no tiene policía, lo que significaría que Miguel Jorge Blanco tendría que recurrir a un juez para que se ejecutara su decreto. Porque hemos de descartar por completo que le vayan a pedir prestada a Pepe Segura una pareja de la Guardia Civil.