Admirable esfuerzo el de los portavoces de la UD Las Palmas por tratar de convencer al mundo entero de que el segundo entrenador que Manolo Torres ha fichado para el filial no ha sido ayudante del director de fútbol en su actividad como detective privado. Aseguran que su actividad principal es la de representante de pinturas, lo cual no vamos a negar nosotros. Pero hemos de mantenernos y no enmendarnos en que, durante un buen tiempo, fue ayudante de campo (y playa) del inspector Torres. Sí debemos reconocer que tomamos mal el nombre por teléfono, porque no se llama Máximo Rodríguez el buen hombre como publicamos, sino Maximino Ramírez. Pasó rozando. Muy llamativa, sin embargo, la nueva modalidad adoptada por los rectores de la catarsis amarilla, que ya ponen segundos entrenadores “a prueba”. Desconocemos cómo se supera una de esas pruebas, si aguantando veinte minutos sin respirar debajo de la ducha del vestuario o aprendiendo de Carnevali a hacer las alineaciones. Carnevali y Maximino tienen titulación de entrenador regional. Ramírez no ha presentado la ficha, según nos han dicho, precisamente por el hecho de estar “a prueba”. Razones.