Las consignas en los partidos políticos están para cumplirlas, mayormente cuando el que las lanza tiene autoridad suficiente para que el resto del personal le siga ciegamente y repita como una cotorra lo que el líder dice. Hasta que se lo acabe creyendo el líder y el resto del mundo mundial. No recordamos ahora mismo quién lanzó primero la consigna de comparar el Carnaval de Las Palmas con las Fallas de Valencia y con los San Fermines de Pamplona, pero el caso es que tenemos presente que lo ha dicho más de una vez Pepa Luzardo y que lo repitió en su esperada rentré radiofónica el alcalde Soria, desde este mismo martes candidato oficial a la Presidencia de Canarias, por cierto. No sabemos si será muy pretencioso equiparar las tres fiestas con tanta alegría, pero sí sabemos que el alcalde trata de echar a la ciudadanía contra una resolución judicial que le es adversa. Lo mismo que hace con otra consigna suya muy repetida, la de convertir a Juan Carlos Alemán, al que quiere disputar el segundo puesto de la fuerza más votada de Canarias, en una especie de diablo con rabo y cuernos al que acusa de haberle acusado gratuitamente en el feo asunto de Jinámar. Pero con condena por costas judiciales, como repite insistemente como el conejo de Duracell hasta ver si la gente termina creyéndose que en ese asunto el PP sólo pasaba por allí. Se pone extremista Soria cuando dice a los jueces que si se carga el Carnaval en Santa Catalina (lo que nadie le ha pedido de momento) se carga el carnaval del todo por falta de sitios. Y que, además, está dispuesto a reducir el número de actos que se celebran en el parque, cosa que tampoco nadie le ha pedido, que sepamos. Sí sabemos que la culpa es de su Ayuntamiento por concentrar tantos acontecimientos allí, prohibiéndolos en otro lado, como ocurrió con el Womad, que lo prohibió en Las Canteras para jeringar a Olarte y lo cargó en el debe del parque. No vamos a darle ideas porque él ya sabe que existen alternativas, como la dispersión o, siguiendo el ejemplo que va a dar El Corte Inglés con el concierto de Bisbal, Las Rehoyas, donde caben cosas grandes, por lo que parece. Genial su excusa para no haber ejecutado su compromiso electoral con el Parque de la Música: “es que los terrenos no son del municipio”. Anda, como en Jinámar, o como los del pabellón de Angulo en la Vega de San José.