Se hace de rogar la fotografía en la que se plasme la venta del hospital militar Juan Carlos I, de Las Palmas, a la Administración Autonómica canaria. Cuando no es por una cosa es por la otra, lo que empieza a poner nerviosa a parte de la peña. Es cierto que el padre del ministro de Defensa, Federico Trillo, está muy malito, pero también es cierto que la noticia de la suspensión del viaje se conocía desde la mañana del pasado viernes, es decir, con tiempo suficiente para comunicar al personal la suspensión sine die. Pero no es menos cierto tampoco que ha vuelto a haber serios problemas de protagonismo, que no de protocolo, con la dichosa fotografía. Y decimos que ha vuelto a reproducirse ese problema porque ya se dio una situación similar hace algunos meses y también con motivo de una anunciada visita del ministro de Defensa que se frustró por los intentos de José Manuel Soria de salir en la foto. Nadie veía la oportunidad porque se iba a interpretar muy forzada la situación. Ahora que es candidato a la Presidencia del Gobierno de Canarias, y en su defecto del Cabildo de Gran Canaria, no hay click que se dispare a su alrededor en el que él no quiera tener algo que ver. Y dicen que ahora quería incluir en sus afanes fotográficos al vicepresidente Adán Martín, con el que quiere comer huevo para que sobre huevo. Desde Presidencia del Gobierno indicaron al candidato soriano que se estuviera quieto, que en la firma iban a estar sólo el presidente y el ministro, y que como mucho invitarían a los consejeros de Sanidad y Asuntos Sociales. Así que Trillo ha vuelto a mosquearse y ha comunicado a las autoridades locales, tanto civiles como militares, que cuando se pongan de acuerdo, él viene a firmar el convenio.