Compite en extravagancia el portavoz del PP canario, Luis Larrry Álvarez, con las mismísimas pastorales dominicales de su señorito y con los editoriales de El Día. Demasiado para un domingo de primavera, ventoso, pero de primavera. Se aburría en su casa el vicepresidente último del Cabildo y sacó de su modorra a los muchachos de la prensa para meterse con el ministro de Justicia a cuenta del famoso istmo. Hasta cuatro veces en sus declaraciones repite Larry que López Aguilar viene a Canarias a darse un bronceado, lo que nos hace pensar que el hombre está jeringado por algo y que lo más que le repatea es el color de la tez del justiciero ministro. Por cierto, a él y al Consejo de Estado se dedicó esta especie de cotorra a enmendar la plana jurídica respecto a las últimas decisiones, comparándolas con la negativa de los tribunales de aquí a denegar unas suspensiones cautelares que, como su propio nombre indica, no tratan del fondo de las cosas. Pero él es así, de puro blanco revenío.