Mira que en Radio Nacional de España hay buenos profesionales; mira que han cuidado siempre los buenos modales, desde los tiempos de José Antonio Cubiles o de Federico Campo; y mira que Chano Sarmiento es hombre de principios y talante. Pero se les debe haber colado un pelota del PP, quizá de la aciaga era en que los medios públicos fueron una vergüenza. De otro modo no se entiende lo que le hicieron el otro día al veterano y popular presentador José María Íñigo, que fue invitado a la emisora para hacerle una entrevista con motivo de su presencia en Las Palmas para dar una conferencia en el CICCA. Cuando ya estaba sentado en el estudio, constituyóse en la radio el irrepetible Luis Larry Álvarez, que acudía también a que lo entrevistaran, y al periodista no se le ocurre mayor falta de respeto que desalojar a Íñigo para dar prioridad al vicepresidente último del Cabildo. Ni que decir tiene que Íñigo se mandó a mudar y fue entrevistado luego por teléfono, cuando se encontraba tan ricamente en su hotel. El director y el jefe de Informativos de la emisora se deshicieron en disculpas por el descortés comportamiento de uno de sus muchachos, que se olvidó de que esas cosas ya no se llevan. Ni se debieron llevar nunca.