No tardaron ni doce horas en salir en defensa de Vicente López Pascual, el espía que la armó, los expertos en justificarlo todo. Lo hicieron desde la radio del extrarradio alegando que durante su paso por El Salvador, este letrado que ahora ficha en la Base Naval de Las Palmas de Gran Canaria se limitaba a cumplir órdenes. ¿Cumplir órdenes? ¿Podrían concretar de quien? ¿De Manglano? ¿De Felipe González? ¿De José Carlos Mauricio? ¿De el rey del pollo frito? Porque hasta ahora la versión que teníamos del interesado era que todo lo que se le ha atribuido en relación con los escuadrones de la muerte y su peligrosa relación con el mayor Roberto D'Aubuisson es falso. La versión actual, corregida y aumentada, hace referencia a la obediencia debida. Quizás sea bueno explicarlo en la Audiencia Nacional, de modo que las investigaciones sobre el asesinato de Ignacio Ellacurría y los demás jesuitas prosperen adecuadamente.