La salida de tono del secretario federal de Organización ha hecho encenderse todas las alarmas en el PSC y en la sede del Ministerio de Justicia. Si Blanco es capaz de gastarlas así en los tiempos que corren, a cinco meses vista de las proclamaciones oficiales de candidatos a las autonomías, es porque lo que pretende tiene mucho calado. Mandar a López Aguilar a Canarias puede equivaler a que el PSOE afiance la victoria que vaticinan todas las encuestas, pero también supone que los socialistas canarios pierdan un referente inigualable en Madrid. Tener un ministro en Moncloa y un vocal cualificado en la Ejecutiva Federal vale un potosí. Y Pepiño debe querer la plaza de ministro para otro meritorio de alguna federación a contentar. Su incontinencia ha blindado aún más al canario y en el PSC consideran que es mejor mantenerlo donde está. Y a esperar a que Zapatero se pronuncie, que todavía no ha dicho estas cejas son las mías.