Las cosas en las arcas municipales de Las Palmas de Gran Canaria han llegado a los extremos que todo el mundo temía una vez se descubrieron las cuentas, en forma de agujero negro intergaláctico, que dejó el ex alcalde José Manuel Soria. No hay liquidez, no hay dinero suficiente para hacer frente a los gastos corrientes, y mucho menos a los compromisos inversores. Así que, ni corta ni perezosa, Pepa Luzardo se ha lanzado a la tarea de ir vendiendo las joyas de la corona. Ya lo intentó con el edificio del antiguo Banco Exterior, y este miércoles lo hizo poniendo en el mercado las participaciones del municipio en la empresa mixta de abastecimiento de agua, Emalsa. Qué lejos quedaron aquellos afanes de Soria por controlarla, ¿verdad? Es Soria, por cierto, el responsable de esta bancarrota municipal, lo que automáticamente nos debe llevar a pensar lo peor cuando deje el Cabildo. Para entonces, además de los suelos de Arinaga, ¿qué más dejará vendido?