En Gáldar gobierna el Príncipe de la Guerra, nombre por el que conocemos a su alcalde, Manuel Godoy. Y conste que le llamamos así por tener el nombre y el apellido de aquel valido que fue el hombre más poderoso de España durante décadas y que, al final, salió por patas hasta morir en París. Godoy, el nuestro, es soriano de la facción larrítica, ya saben, la sectaria y enchufista. E igual que a su líder, ya no le salen las cuentas. La querella que pesa sobre él a cuenta de una empresa de construcciones y asfaltos, Conascal, es de tal calibre que pronto veremos a Godoy dedicar todo el tiempo que requiere la alcaldía a que el querellante, Félix Santiago Melián, la retire. Ha contado con apoyos del Cabildo, área de Medio Ambiente, pero es a Godoy al que parece se le acaban los sueños azules.