Entre otras muchas, a Einstein se le atribuye la frase “la verdadera crisis es la crisis de la incompetencia”. Y los españoles estamos asistiendo atónitos a la tenaz incompetencia de nuestro presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Es muy difícil encontrar un modelo comparativo en la historia reciente de las democracias occidentales, un presidente desnortado, sin un plan creíble (por mucho que cada día cacaree lo contrario) incapaz de mantener un discurso coherente con sus decisiones, un presidente que se desdice con una diferencia de no más de 24 horas y que no se inmuta lo más mínimo cuando se le reprocha. Es insufrible en estos momentos en que se exige de los gobernantes, rigor, seriedad y máxima transparencia, un presidente que miente descaradamente cada vez que se descubre su inconsistencia política y su incompetencia para dirigir el país y que encima pretenda que creamos que solo se trata de un problema de comunicación.