Algo parecía estar gafado en la comitiva socialista que este miércoles acudió al Mercado Central de Las Palmas de Gran Canaria a repartir rosas rojas, folletos y sonrisas. Desde un primer momento se respiraba animadversión en el ambiente, no se sabe muy bien si porque les estaban esperando para montarles el numerito, o si en realidad todos los hados se confabularon en contra. El caso es que algunos viandantes recibieron a la caravana electoral con gritos, chuflas y algunos improperios, y mientras los socialistas repartían sus rosas, un mal encarado guarda de seguridad les recriminaba con malos modales que cayeran al suelo las inevitables hojas que traen esas flores. Tan mal rollo se montó que el guarda y una limpiadora trajeron un cepillo y un recogedor y obligaron a la comitiva a recoger esas hojas como si de niños malcriados se tratara. Es raro en un barrio como Arenales, antaño tan sociata.