No tiene aspecto de cesar la polémica en torno a los servicios policiales de protección de Juan Fernando López Aguilar, lo que hace prever que Alfredo Pérez Rubalcaba tendrá que ser quien zanje la cuestión con el estilo guillotinesco que le caracteriza (pobre Ani Oramas, nos tememos). Desde el Ministerio del Interior se han dado órdenes a Canarias de guardar silencio, de dejar que la polémica cese del mismo modo que explotó, pero no cuentan en Madrid con el verbo incansable del delegado del Sindicato Unificado de Policía (SUP) en Canarias, Enrique Pérez Ramos, que lleva desde Navidades con esta matraquilla. Dentro de la jefatura y -dice él- dentro incluso del PSOE, partido en el que milita.