Como se veía venir, Adán Martín es un presidente flojo. Pero de los flojos, flojos, quizá el más flojo de toda la historia autonómica canaria. Él sabrá qué cabras cuida y a dónde quiere ir a parar. El caso es que con su flojera, todo un presidente de Canarias va a propiciar que se produzca un daño al erario público al permitir que a partir de este miércoles empiecen los arquitectos estrella a exponer sus proyectos para el istmo. Dicen que hubo intento de desbandada, encabezado por Moneo, pero la alcaldesa se movió rápido, y tras la promesa de suculentas compensaciones, logró que se restableciera el orden de la Gran Marina. Junto a Moneo, aseguran, venía otro arquitecto respondón, pero se han calmado. Por el momento.