Ya fue grotesco el comunicado que emitió la semana pasada el concejal de Urbanismo, Felipe Afonso El Jaber, que eludió por completo explicar la operación urbanística por la cual se cambia la biblioteca por la recalificación de un suelo educativo público a residencial para una promoción privada de al menos 26 chalets. Pero es que desde las Administraciones públicas siguen sin conceder una explicación -aunque sea falaz- para esa operación tan opaca. Debemos suponer, en aplicación del caso más benevolente, que se trata de rebañar unos euros con los que salir del marasmo económico, pero ¿de cuál de las dos Administraciones en presencia? Porque si finalmente la biblioteca del Woermann la compra un particular que no sea Hecansa-Promotur, la primera de estas empresas públicas será la que se quede con el suelo residencial en Tafira. Y, al contrario, si compra Turismo, será el Ayuntamiento quien, de repente, se ve con un parcelón urbano de 10.000 metros cuadrados y más de tres millones de euros en la talega. Que lo expliquen, que tan difícil no puede ser.