Televisión Española en Canarias ha perdido en tan solo una semana dos retransmisiones en exclusiva que hasta ahora parecían intocables, la fiesta de los Enanos, en La Palma, y la bajada de la Virgen de los Reyes, en El Hierro. En ambos casos le ha ganado por la mano la capacidad de convicción de la gente de la Televisión Canaria, que se ha trabajado el género de mejor manera, a tenor de los resultados obtenidos. Es una mala noticia para la televisión pública estatal, y un magnífico empuje para la canaria, que en estos momentos vuelve a alcanzar datos muy halagüeños. Por ejemplo, sus programas informativos han subido de modo espectacular, ganando incluso a los de TVE en los fines de semana. Programas tan señeros como Tenderete han perdido su estrella. El espacio folclórico ha caído en audiencia por debajo de La Bodega de Julián, de formato y contenidos similares. No felicitamos a nadie ni lanzamos reproche alguno, no vaya a ser que se produzcan ceses y nombramientos y nos llamen ejecutores. Los datos son los datos, y ahí nos detenemos.