No se incluye en estos gastos el tiempo empleado por cada profesor universitario en la preparación de esa documentación, en esos miles y miles de papeles, dando por hecho que no todos son igual de duchos en el manejo de la fotocopiadora o la impresora de chorro de tinta. Pero mucho más demostrable es que tanta cantidad de papel pesa una tonelada y media, cifra que se extrae del hecho de que la Universidad gasta folios de los buenos, es decir, de 80 gramos/metro cuadrado, lo que supone que 310.500 folios pesan eso, 1,552 toneladas. No está calculado el número de árboles a talar para alcanzar esa cantidad de papel blanco, de blanco inmaculado, se supone que blanqueado con hipoclorito, que todavía contamina más.