La cosa se mueve, como ya habrán podido constatar por las esquinas y en cualquier página de cualquier periódico. Pepa Luzardo bate todos los récords de apariciones públicas y se multiplica por doquier para tratar de convencer al mundo entero de que a ella la propuso Soria y no la central del partido en Madrid en contra del criterio del presidente regional. No debería gastar tantos esfuerzos en esta cuestión porque parece evidente que no la están creyendo mucho. Cardona, que es socarrón y listo como el hambre, se encarga de dejarlo caer donde puede, que es en casi todos los sitios. El PP, mientras, trata de ganar más adeptos por algunos espacios que hasta ahora se estaban quedando en terreno de nadie. Conquistado el centrismo de toda la vida, toca ahora el turno al insularismo canarión, la ATI grancanaria, esa gran tentación que todo centrista tiene desde que descubre lo bien que le va a Adán Martín. Y a Mauricio. Nos chisman que en esa línea han ido las conversaciones con el Partido de Gran Canaria (PGC) de Onelio Ramos, que no quiere saber nada de Coalición Canaria y sí mucho del PP. Tanto que ya ha pactado la fusión de los restos que quedan pendientes a cambio de que José Ferrero, su cuñado, que fuera concejal de Urbanismo en otras épocas, vuelva al Ayuntamiento de Las Palmas. Ferrero entiende de urbanismo un montón y sería un buen fichaje. Incluso para el PP.