Pero no fue solamente en esa reunión con los trabajadores donde Javier Puga comentó esa oferta de Cortezo. En algunas conversaciones informales con personal del grupo empresarial, su consejero delegado también dio a conocer los pormenores de esa oferta, explicando incluso que 7.7 estudiaba la posibilidad de emitir para la ciudad a través de cualquiera de las otras frecuencias concedidas. La conversación con los trabajadores, que resultó por momentos bastante tensa, consistió en el anuncio de la empresa de prescindir de todos los trabajadores de la radio, unos veinte, y de una docena de los de la televisión, manteniendo exclusivamente a dos profesionales en la frecuencia dedicada a la radiofórmula musical. A requerimiento de algunos trabajadores, que reclamaban de Puga un mayor esfuerzo por sacar adelante el proyecto radiofónico o, en el peor de los casos, mantenerlo todo el tiempo posible en busca de otras soluciones que no fueran el cierre, el consejero delegado comentó algunas de las gestiones realizadas. Fue entonces cuando relató que un empresario había llegado a ofrecerles una frecuencia, oferta que la empresa rechazó por imposibilidad económica ante las pérdidas del grupo mediático. Ante la insistencia de uno de los trabajadores, que requería de Puga el detalle de esa oferta, el directivo confesó que se trataba de Jaime Cortezo, y que la petición económica era de 600.000 euros.