¿Sabrán lo que es software libre? ¿Conocerán, aunque se por referencia, en qué consisten las bases de datos a emplear para realizar una preinscripción académica? ¿Han preguntado por los costes y por el ahorro que iba a suponer el plan? ¿Han medido las ventajas que puede reportar el sistema para el estudiante universitario de La Laguna? Estamos convencidos de que la respuesta a todas estas preguntas es no. No tienen ni pajolera idea de lo que hablan los que esta semana se han vuelto a subir sobre el desbocado caballo del insularismo más caposo y el frentismo más anacrónico al enterarse de que la Consejería de Educación había puesto en marcha el distrito único universitario en Canarias. Se trataba de emplear con eficiencia los medios técnicos de los que se dispone, y resulta que la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria tiene a su disposición el mejor software, el más económico (porque es libre, es decir, no se pagan licencias) y el que mayores ventajas reportaba no solamente a las dos instituciones académicas, sino también a los alumnos. Pero de repente se activó el viejo tinerfeñismo larvado y al grito de “quieren cargarse nuestra Universidad”, consiguieron que algunas instituciones públicas se sumaran a una batalla absurda, inútil y absolutamente lamentable.