Pongámonos en el caso de que Tenerife dice sí y Gran Canaria no. El visionario ya ha visto a Santa Cruz y a la Laguna unidos primero por el tren y luego por una unidad de destino que tiene como principio necesario y suficiente el ser más grande que Las Palmas de Gran Canaria. Para por si acaso, recuerden que ya hubo una época, antes de la democracia, y al principio de ella en que el Estado, vía presupuestos de ferroviarios, pagaba el déficit de la empresa de transporte de Tenerife y no pagaba el de Jardinera Guaguas, después de todo una empresa privada. Alguien se podría pasar de listo y estar pensando desde ya, que la gran utilidad de la historia es repetirla en aquello que nos beneficia, aunque se agravie a un tercero. Lo demás es silencio, que dijo Hamlet