Todo iba marchando con normalidad en la Mesa de Contratación porque el asunto de marras (y riego) no era a priori polémico. Al fin y al cabo hablamos de unos contratos por valor de 29.000 euros y nada parecía especialmente sospechoso. Hasta que a alguien se le ocurrió preguntar el motivo por el que esos trabajos de riego se iban a contratar ahora, cuando han empezado las lluvias. Y a mayor abundamiento, cómo era posible que esas tareas no las hiciera el personal de Medio Ambiente de la Corporación. A esta última pregunta, el grupo de gobierno contestó que no podía destinarse el personal a tales menesteres por estar ocupado en la campaña contraincendios, que precisamente acaba de terminar. Pero a la primera pregunta nadie daba respuestas certeras. Fue entonces cuando se lio y, para desfacer entuertos, el siempre diligente Miguel Jorge Blanco pidió que mandaran a llamar al técnico responsable de este servicio. Y el técnico apareció. Pero para que el estupor subiera varios enteros.