Mientras en el PSC se ponen de acuerdo acerca del modelo a seguir para no hacer el primavera en el istmo (por ahora vencen las tesis más radicales, con perdón), en el Gobierno ya no saben qué hacer para congratularse con el Ministerio de Fomento. Desde este departamento han pedido a Adán Martín en tres ocasiones distintas que destituya a Arnáiz, a ser posible con banda de música y gastadores. Y que incluya al letrado Cervantes en el lote. Martín les ha prometido acción, lo que equivale a situarse al filo de lo imposible, pero no ha podido satisfacer esas peticiones porque ni Mauricio ni Soria le dejan. De nada le ha valido a todo un presidente del Gobierno decir que podrían peligrar las conversaciones en materia de inversiones de toda índole si Madrid no ve un poco de fundamento. Pero no hay manera, negocian con la cabeza de Arnáiz para que cuando llegue el momento de dejarla rodar valga más que ahora.