Misma historia, distinto final

Si un equipo encaja once goles en cuatro partidos, algo no funciona. La UD Las Palmas va proa al marisco si no encuentra una solución a sus males. En esta ocasión, cayó derrotada por 2-3 en su propio hogar, y ante un rival que ya le sonaba. En un partido con tintes similares al de la Copa del Rey, con polémica arbitral incluida, la Real Sociedad, esta vez sí, supo sacar fruto de su ventaja numérica. A los amarillos no le queda otra que enderezar su rumbo -tan sólo ha sumado un punto de 12 posibles- para impedir que comiencen a saltar las alarmas.

Misma historia, distinto final. El enfrentamiento de este sábado entre la Unión Deportiva y la Real Sociedad fue, en la primera parte, un calco al disputado hace apenas dos semanas entre ambos bandos. En el minuto 3 de partido, los locales se llevaron las manos a la cabeza tras la justa expulsión del guardameta Pindado, que tocó el balón con el guante fuera de los límites del área en una ocasión manifiesta de gol a cargo del delantero Díaz de Cerio. En el encuentro de Copa fue Juanpa el que vio, en el minuto 2, la cartulina roja. De película.

El filme de este sábado dio inicio con un guión duplicado, un argumento que repetía las mismas secuencias que ya se dieron en la eliminatoria copera. Extrañas coincidencias.

Por un lado, el cuadro insular, a contracorriente, supo mantener la compostura ante la adversidad de verse con un hombre menos. En frente, un adversario desaparecido en combate, con poca imaginación para desarbolar al contrario e incapaz de imponer su juego.

La jugada que obligó la marcha del cancerbero local se produjo por un nuevo fallo defensivo, que volvió a destapar una de las mayores carencias del conjunto amarillo. El error tuvo nombre propio: Capi. El zaguero cedido del Real Murcia, descolocado, se tragó un balón que dejaba cara a cara al letal Díaz de Cerio con Pindado solo ante el peligro. El meta escogió abortar de forma ilegal la ocasión antes de recibir un tanto casi seguro.

El argentino Siro Darino pagó los platos rotos al ser sustituido por Nacho González. Juanito, obligado por las circunstancias, tuvo que reubicar al equipo. El preparador tinerfeño renunció a mantener un mediapunta y desplazó a Roberto Trashorras a la banda izquierda.

Ambas escuadras se desenvolvían como podían en un choque soporífero, sin apenas llegadas a las áreas. Con el paso de los minutos, la Real comenzó a tener más presencia en la portería contraria, pero sin pegada en los últimos metros.

Sin peligro inminente cerca de su portería, Las Palmas tomó las riendas del partido y obligó a recular a su oponente. En uno de los intentos (min. 22), los pupilos de Juanito, en busca de la felicidad, vieron recompensado su esfuerzo.

Nauzet Alemán, el hombre invisible al comienzo de la temporada, salió al rescate. El canterano, después de un saque de banda a favor de los anfitriones, sacó petróleo de un fallo en cadena de la zaga txuri-urdin. El jugador de Las Mesas, en el segundo palo, estuvo atento para cazar el esférico y empujarlo dentro de la meta. La fiesta se apoderó del graderío.

Después del tanto, los canarios dieron un paso atrás, a la espera de tener una nueva posibilidad de clavar el aguijón al rival en una contra. El cuadro donostiarra no encajó bien el gran golpe sufrido y fue incapaz de reaccionar ante la frustración de su técnico, Chris Coleman, que no se creía lo que veía.

Con tres tarjetas amarillas en tan sólo cuatro minutos -Marcos Márquez, Viyuela, éste mientras calentaba, y Cobas- la Unión Deportiva trató de dormir el encuentro en un intento desesperado por retirarse al vestuario en busca de oxígeno.

Bajón en la segunda parte

Tras la reanudación, los locales no fueron capaces de mantener la misma concentración que les permitió marcharse con ventaja en el ecuador del choque. A pesar del desajuste táctico, los amarillos no pasaron por graves problemas para mantenerse a flote. Sin embargo, la presencia de los isleños sobre el terreno de juego se fue diluyendo, entre imprecisiones, con el transcurrir de los minutos.

La Real Sociedad, más animada, se fue arriba, en busca de su parte del botín. Y la encontró en una jugada sin aparente peligro. En el minuto 61, con el esférico en dirección a una de las bandas, el galés Vaughan se anticipó a Capi buscando el contacto. El colegiado andaluz Pérez Montero no se percató de la jugada, sin embargo, a instancias de su asistente, acabó señalando la aparente irregularidad.

Los que no hace mucho eran llamados los hombres de negro hicieron caso omiso a las aireadas protestas de los futbolistas del equipo grancanario y pasaron a ser el blanco de la ira de los seguidores amarillos. El lateral Gerardo, que realizó un partido muy completo, no perdonó y llevó el empate al marcador ante el cabreo de una afición que se quejaba de haber sufrido el atraco perfecto.

El tanto del equipo donostiarra, que tan sólo había anotado un gol en la presente campaña -en Ipurua ante el Eibar y también desde el punto fatídico- fue un jarro de agua fría para los locales, que, a pesar de intentarlo doblando el esfuerzo, veían cómo se esfumaba el primer triunfo de la temporada.

Apenas ocho minutos después, Vaughan se vuelve aprovechar de la fragilidad defensiva del cuadro insular para, de disparo cruzado, anotar el 2-1. Instantes después, y en busca de un revulsivo, Juanito, el hombre que sabía demasiado, dio entrada a Viyuela, que ya arrastraba una amonestación y con máximo riesgo a la expulsión, para ocupar el lugar de Nauzet Alemán.

Las Palmas era consciente de que a veces no se puede hacer nada contra la Ley de Murphy, según la cual, “cuando algo puede salir mal acaba saliendo mal”.

Cuando transcurría el minuto 73, y con una UD rota, Díaz de Cerio pudo empeorar las cosas para los amarillos, pero su lanzamiento, casi tocando el área chica, lo repelió Nacho González de forma magistral. Pero fue un alivio pasajero, ya que, un minuto después, el conjunto blanquiazul ponía la puntilla.

La mala fortuna se cebó con los locales, ya que un centro largo a la parcela amarilla lo despejó López Ramos hacia su propia meta. Allí, totalmente libre de marca, esperaba Díaz de Cerio para sacar partida del daño colateral causado por el lateral gaditano. La Unión Deportiva se desangraba.

Un falta no señalada dentro del área de Labaka sobre Marcos Márquez -en la primera parte pudo existir otro penalti sobre David García- terminó de desquiciar al público. Seguidamente, el colegiado de la contienda se sacó de la manga una pena máxima por un discutible agarrón de Gerardo a un futbolista amarillo tras un saque de esquina. El sevillano, el hombre de las pistolas de oro, no falló y llevó la esperanza a la grada (2-3).

Sin embargo, a falta de diez minutos para el final de la cuenta atrás, los ataques del equipo amarillo fueron estériles y no hubo ocasión de alterar el resultado. El colegiado decretó la conclusión del choque ante una gran pitada. Pérez Montero vivió en sus propias carnes la furia de los hinchas amarillos, ya que una botella de agua impactó en su rodilla izquierda cuando se dirigía a la caseta. Además de la amarga derrota, habrá que añadir una nueva multa para el club.

La UD La Palmas tendrá ahora en Balaídos, ante el recién descendido Celta de Vigo, otra oportunidad para lavar su imagen. En caso de una nueva derrota, la casa amarilla ganará enteros para convertirse en el hotel de los líos.

Ficha técnica:

UD Las Palmas (2)

Real Sociedad (3)

UD Las Palmas:

Real Sociedad:

Goles:1-0Nauzet1-1Gerardo1-2Vaughan1-3Díaz de Cerio2-3Marcos Márquez

Árbitro:

Incidencias:

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