Las Palmas se complica la vida
La Unión Deportiva Las Palmas no pudo recoger peores resultados en el partido disputado ante el Girona, saldado con un agrio empate después de ir ganando por 2-0, las protestas de su público por el discreto rendimiento ofrecido y, por si fuera poco, los efectos dañinos que se extendieron con la nueva lesión sufrida por Sergio Suárez.
El equipo amarillo confirmó el sábado su mala inercia de juego y resultados -únicamente ha sumado cinco puntos de los últimos doce- y queda situado al borde de los puestos de descenso, algo que enfadó sobremanera a sus incondicionales, que cambiaron los aplausos por los abucheos a medida que certificaban su derrumbe manifiesto.
El malestar de los aficionados se trasladó también este domingo al encuentro del equipo filial amarillo, donde algunas personas increparon al entrenador del primer equipo, Juan Manuel Rodríguez, presente como espectador en el partido disputado en el Pepe Gonçalves de Escaleritas.
Además, las malas noticias se vieron incrementadas por la recaída de Sergio Suárez, quien se volvió a lastimar en su rodilla derecha y padece una distensión del ligamento lateral externo que, a falta de las pruebas médicas que se realizará mañana y que definirán su convalecencia, le obligarán a estar varias semanas sin competir.
Juan Manuel Rodríguez apenas podía disimular su enfado en su comparecencia posterior a la cita con el Girona al que, no obstante, atribuyó todo el mérito de su reacción.
Pese a la pobre coyuntura del conjunto grancanario, Nicolás Ortega, vicepresidente de la entidad y que el sábado presidió el palco de autoridades ante la ausencia, por motivos profesionales, de Miguel Ángel Ramírez, opinó que “es momento de mantener la serenidad”.
La plantilla disfrutó este domingo de jornada de descanso y este lunes comenzará a preparar el encuentro del próximo sábado ante el Castellón, con una sesión doble de trabajo, combinando gimnasio con actividad en el césped de Barranco Seco.