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El debate sobre el atentado de Barajas. Consideraciones previas por Lorenzo Olarte (*)
Pese a ello, durante la conferencia de prensa celebrada en Moncloa a finales de año, tan sólo un día antes del atentado de Barajas, Zapatero, interpelado por un periodista sobre los hechos anteriormente recordados, aseguró contundentemente que durante el año que se estaba ya iniciando parecía cantado el éxito en las conversaciones correspondientes al ''proceso de paz''. Horas mas tarde, al producirse el atentado terrorista de Barajas, incapaz de reaccionar adecuadamente, llegó a afirmar solemnemente que el proceso de paz quedaba ''suspendido'' en vez de darlo tajantemente por terminado. Al día siguiente el excelente político que es el ministro del Interior Pérez Rubalcaba, corregiría a su presidente cuando afirmó drásticamente, como no podía ser menos, que el proceso de paz ''había acabado, estaba roto''. De tal suerte rectificaba a su presidente y hablaba en su lugar cuando debía haber sido aquel quien lo hubiese dicho primero. Un patético espectáculo agravado por las súplicas reiteradas a los populares a fin de que volvieran a sentarse de nuevo en la mesa de la que unos y otros, por razones opuestas, se habían levantado protagonizando continuos desencuentros. Pero pocos han mirado ni a la ministra de Fomento ni dirigido la vista hacia su ''mandado'', el responsable máximo de AENA, quien, entre otras interesantes obligaciones, tiene la de garantizar y responder de la seguridad aeroportuaria, sin perjuicio de las competencias y responsabilidades del ministro del Interior. Dimisiones cantadas que en cualquier país demócrata se habrían producido si antes no se hubiera decretado el cese fulminante de los políticamente responsables de la negligencia ''in vigilando''. Pero este es un país de pandereta y aquí nunca pasa nada. Y mucho menos cuando de dimisiones o ceses se trata.Tanto los ministros como Zapatero mismo tendrían que haber dado alguna explicación sobre las razones determinantes de la inconcebible pasividad de la Administración al no haberse adoptado la menor medida de seguridad en relación con el acceso y estancia en los aparcamientos. Los juristas hablarían, con toda razón, de una ''culpa con previsión del resultado'', cosa que constituye la modalidad mas grave de la negligencia. Sobre todo si se tiene en cuenta que no es el primer atentado de esta índole que se produce en un aeropuerto ya que han sido nada menos que nueve los ya producidos en los últimos años con coches-bomba en otros aeropuertos españoles. ¿Esto no era más que suficiente para estar ojo avizor, sobre todo a medida que se iban enrareciendo las conversaciones y habida cuenta de que los aeropuertos españoles, como la experiencia ha acreditado, han constituido siempre un objetivo predilecto de ETA? ¿No era sugerente la tonadilla de Otegi calificando negativamente una y otra vez al Gobierno español por entender que ''estaba llevando a cabo una pésima gestión del proceso abierto tras la declaración del alto el fuego permanente'' manteniendo a mayor abundamiento que ''el Ejecutivo del PSOE o no había querido o no ha sabido responder de manera constructiva y positiva a la oferta realizada por ETA el 22 de marzo''? No entendemos, pues, la desidia de AENA y la Ministra antes aludida especialmente si reparamos en que el atentado perpetrado por ETA que nos ocupa no es el primero, sino el noveno, de los cometidos en el país por la banda terrorista ETA a lo largo de su historia contra este tipo de instalaciones en España, con lo que se demuestra, como antes decíamos, que los Aeropuertos constituyen un blanco u objetivo predilecto de los terroristas. Téngase en cuenta que, además del madrileño, la banda ha atentado ocho veces contra los aeródromos de Santander, Reus (Tarragona), Zaragoza, Alicante y Málaga, aunque en estos dos últimos casos por fortuna las bombas no llegaron a estallar. En ocho ocasiones anteriores a la recientemente producida en Barajas, lo que supuso la muerte de una persona y otras 35 resultaron heridas, varias de ellas de gravedad. Recordemos también que hace algo más de cinco años, en plenas vacaciones veraniegas, estalló en el aparcamiento de la Terminal 2 de Barajas un coche bomba cargado con medio centenar de kilos de no se que explosivo, provocando daños cuantiosos en las instalaciones, desperfectos en mas de ciento cincuenta automóviles y de verdadero milagro sin la pérdida de una sola vida humana, al igual que acontecería mas tarde en el aeropuerto santanderino de Parayas. AENA, por otra parte, no solo no se encuentra en mala situación económica por indiferencia del Gobierno ante la necesidad de incrementar sus medios materiales y personales para el debido cumplimiento de su misión, sino que, por el contrario, recientemente ha sido favorecida con la decisión gubernamental de incrementar los fondos destinados a Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea, de suerte que AENA ha pasado a recibir por la llamada Tasa de Seguridad Aeroportuaria, con la finalidad de atender a controles inclusos mas exhaustivos que los exigidos por la Unión Europea, un incremento superior a los 10 millones de euros sobre lo que venia percibiendo en virtud de un recargo de unas 6O y 65 pesetas de las de antes por pasajero respectivamente si el vuelo es nacional o si se trata de un vuelo internacional.En definitiva: ¿Dimitirá algún Ministro? En caso negativo, ¿se producirá algún cese? Lo cierto es que el Presidente Rodríguez Zapatero, aunque últimamente hable mas bien poco, sin embargo él solo es quien tiene la palabra. (*) Lorenzo Olarte Cullen es candidato a la Presidencia del Cabildo de Gran Canaria y Parlamento de Canarias por el CCN-Centro Canario. Lorenzo Olarte (*)
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