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Boberías de pueblo chico

José A. Alemán / José A. Alemán

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La vida del CCPC no ha sido nunca fácil y tuvo también sus más y sus menos con los psocialistas, si bien no parece que se plantearan su exterminio con la determinación de CC-PP; de la que, por cierto, sabemos en CANARIAS AHORA lo suficiente para no engañarnos.

La persecución al CCPC no se debe sólo a su actitud crítica y nada complaciente con un Gobierno que utiliza el clientelismo y el favor económico para favorecer a los adictos y quedar con las manos libres para acabar, sin que nadie rechiste, con los medios que no entren por el aro y las entidades culturales incómodas. Es una explicación, pero no toda la explicación. La cuestión es que al CCPC pertenece Radio San Borondón, que ha cometido la intolerable incorrección de calificar de “pelotazo” el puerto de Granadilla y de detectar que en él están presentes varios de los nombres que suenan en Las Teresitas. No es sólo que critique al Gobierno sino que toca los intereses que están detrás. Hay más casos, pero como muestra de donde duele bastan estos dos botones.

Vocero del círculo de notables que opera en la trastienda del Gobierno es El Día. El periódico presenta la oposición al puerto de Granadilla y el escándalo de Las Teresitas como maniobras grancanarias. Pensó que bastaba nombrar la bicha para que los tinerfeños traguen lo que les echen y que la guerra interinsular haría pasar inadvertidos los maletines. El puerto de Granadilla, aseguran, es un peligro para el de La Luz y de ahí que el “sanedrín de Vegueta” quiera impedir su construcción; lo mismo que urdió la “conspiración” contra La Teresitas para evitar que le haga sombra a la playa de Las Canteras; a la que los habitantes de la ciudad de Las Palmas, siempre al decir de El Día, consideran la mejor del mundo.

Respecto a Granadilla, no sé si será motivo de reflexión, sebadales aparte, lo que ocurre con el de Arinaga. Respecto a Las Canteras, ignora el periódico que los ciudadanos de Las Palmas sólo sienten el alivio de contar con un respiradero urbano para darse un chapuzón a la salida del trabajo; o por la mañana temprano antes de ir a él, que hay gente para todo. Un uso al que no afecta Las Teresitas ni que sea la mejor o la peor playa del mundo. Con que resulte mediopensionista es suficiente. Es lo que hay: cumple su función sin comparaciones ridículas.

Dicen los amigos que no debería yo prestarle atención a boberías de pueblo chico. No digo que no lo sean, pero creo que esto va más allá del pueblo y que los objetivos buscados no son ninguna bobería.

Si los grancanarios han pasado ampliamente de semejante historias, lo mismo puede decirse de los tinerfeños; somos ya un pueblo viejo que no traga sopas con onda. Así, al estallar el escándalo de Las Teresitas, El Día tuvo que ahondar en la “tesis” de la mano negra canariona que señalara antes en Granadilla. No había logrado que las cortinas de humo alcanzaran suficiente grosor para tapar desvergüenzas y buscó más leña incorporando a su línea editorial el soberanismo y la reivindicación independentista. Con la particularidad de plantearla, oye, contra Gran Canaria que resulta ser, miren por dónde, la isla que se calzó la bota colonialista por cuenta de Madrid para hegemonizar el archipiélago. Un colonialismo que dura ya 600 años, dice el periódico, sin aclarar si incluye el largo virreinato de los capitanes generales y su papel en la represión política bajo el franquismo muy aplaudida en los círculos del periódico.

Serán boberías de pueblo chico, pero han servido para crear la atmósfera en la que calzar por el CCPC; en la que quienes se oponen al puerto de Granadilla y se avergüenzan de lo ocurrido en Las Teresitas son traidores a Tenerife y se les señala con el dedo; en el que se desprestigia social y profesionalmente a los críticos presentándolos como individuos incompetentes a sueldo del “sanedrín de Vegueta”, a los que debería lincharse, que es lo que pretenden con el CCPC y César Rodríguez Placeres, su coordinador. La lectura de El Día resulta muy ilustrativa para vislumbrar el fondo.

Estaba en lo cierto Paulino al comentar que en Canarias “pasan cosas raras”. Porque sí pasan, sólo que él se refería a policías, fiscales y jueces y no al entorno socioeconómico del Gobierno. Cada día sabemos más y de ahí la inquina contra López Aguilar, al que acusan de moverlo todo. Aguilar dice en alta voz lo que muchos pensamos o sabemos y les inquieta comprobar que no se calla ni bajo del agua. Les ha venido de perlas que sea, además de grancanario, ex ministro de Justicia, para hacer más creíbles sus increíbles patrañas.

En definitiva: éste es el contexto en que se produce la persecución al CCPC. Un caso más que permite apreciar de qué manera esas boberías de pueblo chico degradan la vida democrática canaria y la tintan de fascismo. Si había alguna duda acerca de la complicidad del Gobierno en estos manejos, ahí queda la defensa de los imputados que el martes, en el Parlamento, hiciera Paulino. Vale, faltaría más, la presunción de inocencia, pero no puede todo un presidente de Gobierno utilizarla contra los funcionarios que llevan los casos. Muy desesperado debe estar. La nota de los jueces hace un par de días señalando las presiones contra ellos de cierta Prensa (se refería a Canarias7) es otro dato significativo de que, en efecto, en Canarias pasan cosas que comienzan a dejar de ser raras para hacerse habituales.

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