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Canarias y las elecciones europeas (1)

Román Rodríguez / Román Rodríguez

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Es preciso recordar que los comicios se llevan a cabo en un contexto de parálisis en el proceso de construcción europea y de grave desorientación sobre su futuro, complicado, más si cabe, por los efectos de la grave recesión económica internacional que vivimos. El rápido e importante proceso de ampliación de la UE, sucedido a partir del año 2004, donde en poco tiempo se ha pasado de 15 estados miembros a 27, y las reformas de funcionamiento que se quisieron implementar para regular el funcionamiento de esa nueva Unión, se ha saldado con un claro fracaso.

La elaboración de una ambiciosa Constitución para Europa, que suponía la modificación del Tratado vigente de la Unión en muchos sentidos, se tuvo que abandonar en 2005, tras el rechazo en referéndum de Francia y Holanda, a pesar de que muchos otros estados, entre ellos el español en febrero de 2005, lo votaron favorablemente. Su sustituto, el nuevo y mucho más modesto Tratado de Lisboa, aprobado en diciembre de 2007, también se encuentra paralizado momentáneamente tras el rechazo en referéndum de Irlanda, aunque se pretende, tras algunas concesiones a este país, que lo vuelva a someter a consulta popular antes de final de 2009 y que pudiera entrar en vigor el año que viene.

Tratado de Lisboa

Nos parece que el Tratado de Lisboa, ya ratificado por todos los estados miembros excepto Irlanda, siendo un acuerdo de mínimos, permite salir de la incertidumbre y parálisis en que se ha situado la Unión. En este sentido, nos parece un avance del vigente Tratado en numerosos aspectos, entre ellos el mayor protagonismo del Parlamento Europeo, que estrenará nuevas competencias sobre legislación, así como en torno al presupuesto y los acuerdos internacionales de la UE. Asimismo, la Carta de los Derechos Fundamentales, contemplada en el proyecto de Constitución como uno de los grandes avances, adquiere el mismo rango del Tratado y pasa a ser jurídicamente vinculante en todos los estados. La misma contiene derechos civiles, políticos, económicos y sociales, entre estos últimos el derecho de negociación y acción colectiva, incluida la huelga.

Por otra parte, se reducen las materias sobre las que hay derecho de veto por parte de los estados, ampliando la aprobación por mayoría cualificada en el Consejo a más políticas comunes; se crea el cargo de presidente del Consejo Europeo, elegido por dos años y medio, en lugar de la vigente rotación semestral, para dar un marco institucional más estable a la representación institucional de la UE; se incrementa el peso de la política exterior común, potenciando la figura del Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, que asumirá al mismo tiempo la Vicepresidencia de la Comisión Europea, lo que pretende contribuir a que Europa sea un actor más relevante en la política internacional, en consonancia con su peso económico; y se mantiene e incluso se mejora el reconocimiento de un estatuto diferenciado para las RUP, y por tanto para Canarias.

¿Qué Europa queremos?

Desde Nueva Canarias queremos una Unión Europea que sea mucho más que una moneda y una unidad de mercado y, también, más que una alcancía que dona fondos a las regiones más pobres o con problemas estructurales de lejanía o insularidad como las RUP, necesarios no obstante para la cohesión y la igualdad real de todos los ciudadanos de la Unión. Aspiramos, asimismo, a una Europa más política, defensora de los derechos políticos, civiles, económicos, sociales y medioambientales de sus ciudadanos y pueblos; por tanto, una UE construida con más participación ciudadana, con más peso del Parlamento europeo en sus decisiones y que atienda y sea sensible a la distinta composición nacional y regional que contienen sus estados miembros, que reconozca como un valor la riqueza cultural y lingüística que ello supone.

También pretendemos una UE que defienda y mejore su modelo de protección social y su estado de bienestar, oponiéndose a las salidas conservadoras a la crisis que plantean su debilitamiento; y que siga avanzando en la igualdad entre mujeres y hombres. Una Unión con mayor peso en la escena internacional, abanderando las respuestas progresistas frente a la crisis económica y proponiendo nuevos organismos de supervisión y regulación financiera internacional; que defienda una nueva gobernanza mundial sustentada en el multilateralismo, en la reforma de instituciones como la ONU, democratizando su funcionamiento y eliminando el derecho a veto.

En NC queremos, igualmente, una UE solidaria con las regiones pobres del mundo, que cumpla los compromisos contraídos con respecto a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que persigue reducir la pobreza en el planeta a la mitad en el año 2015. Que plasme sus propios compromisos en materia de aumento de la ayuda para el desarrollo. Que aborde el fenómeno de la inmigración en su territorio con una perspectiva integradora y combata en su interior el racismo y la xenofobia. Una Unión Europea que lidere la lucha contra el cambio climático y cumpla con el Protocolo de Kioto. Esa es nuestra visión sobre Europa, sus dificultades y sus grandes retos. En un segundo articulo me centraré en el análisis de NC sobre el status diferenciado de Canarias dentro de la UE, en los avances que se han producido en este ámbito y en los asuntos pendientes para las Islas como región ultraperiférica.

*Presidente de Nueva Canarias.

Román Rodríguez*

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