La carta de Milagros Luis

Mientras, diréles que trasluce el lector la vieja mentalidad caciquil de identificar los intereses de los mandarines con los del común de la sociedad. Así, las tribulaciones judiciales de Zerolo, por ejemplo, son ataque a Tenerife toda; y cachondearse de don Pepito, el adalid mediático desvergonzado de esas identificaciones, resulta, ya digo, “obsesión esquizoide”. Agüita. Es, por cierto, el desacreditado procedimiento para inhibir las críticas al Gobierno y a su entorno. Piensan que, por temor al qué dirán, uno va a callarse en asuntos como la salida de pata de banco de la consejera de Educación, Milagros Luis.

La consejera Luis insertó en espacio publicitario a página completa una carta manipuladora para enfrentar a los padres y a la sociedad en general con el profesorado que se le reviró. Responsabiliza a los profesores del fracaso del sistema educativo, obviando la gestión de su partido durante por lo menos tres lustros en que se ha ido generando su degradación. Un ser que no puede ser, la consejera.

Pero le salió el tiro por la culata. No se puede engañar a todos todo el tiempo y su estilo epistolar volvió a poner de manifiesto el escaso rigor intelectual que mostrara al confundir (inducida por el PP, lo que dice mucho de su acriticismo) un ensayo filosófico sobre Enseñanza para la Ciudadanía con un texto escolar.

Cuestiones educativas aparte, llama la atención el abuso de poder y el mal uso del dinero público con que pagó la inserción de la carta en los medios impresos. Le ha costado la broma no menos de cinco o seis millones de pesetas. Y todo para salir del paso propiciando enfrentamientos y lograr la reprobación social de un profesorado que supone indefenso porque a ver de dónde saca la pasta para responderle en espacio similar que no sean sus bolsillos. Utilizó Milagros Luis, pues, dinero público para desinformar, achantar administrados protestones (los profesores) y disimular su propia incapacidad. Más que esquizoides, que no sé lo que son, lo que hay es mucho totorota suelto.