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Carta abierta a D. Paulino Rivero por Bernardino Ruiz Velázquez

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Tras la lectura del escrito publicado en prensa, firmado por la Consejera de Educación, he de manifestarle que me siento profundamente indignado. Por eso, me dirijo a usted, en primer lugar, para solicitarle el cese fulminante de la consejera, Milagros Luis Brito, ya que, como maestro, director y contribuyente me parece absolutamente inaudito e inmoral que la máxima responsable de la Educación en Canarias utilice altas sumas de dinero público para divulgar en los medios de comunicación una carta con sus argumentos frente a las reivindicaciones del colectivo docente. ¿No tiene una consejera de Educación capacidad y credibilidad para divulgar sus argumentos a la sociedad a través de una rueda de prensa sin costes al erario público?.¿Pagó la consejera de su bolsillo el dineral que costó dicha publicidad?. Este hecho, no tiene precedentes en mi conocimiento de la historia democrática de estas islas y da la sensación de que se enmarca dentro de la campaña electoral permanente en la que estamos. En este caso, como en otros muchos, lo institucional y lo partidario se entremezclan, sin que los límites queden meridianamente definidos.

Por otro lado, le solicito dicho cese porque, además de las formas, considero absolutamente irresponsable el contenido y el objetivo de dicha carta. Siendo grave que el contenido esté plagado de demagogia y falsedades, lo es más pretender desacreditar y enfrentar a los 25.000 docentes que sostienen el sistema público educativo con los usuarios de un servicio fundamental para el progreso de Canarias. ¿Cómo se puede hablar de mejorar la calidad del servicio educativo, que requiere la colaboración y la confianza de todos los sectores implicados, sembrando la discordia y el enfrentamiento entre dichos sectores?. ¿Se puede ser política y socialmente más irresponsable?. Creo que se equivocan, porque el primer nexo de relación de las familias es con el profesorado, con cada uno de los 25.000, y le puedo asegurar que, en general, esa relación es fluida, de cooperación y entendimiento, porque la escuela y la familia tienen unos objetivos comunes.

Señor Presidente, usted y su partido llevan años esgrimiendo ante Bruselas y Madrid el reconocimiento de los costes de nuestra situación ultraperiférica e insular. Han defendido y conseguido importantes subvenciones y prebendas para el empresariado afincado en Canarias; los datos macroeconómicos y las tasas de beneficios de estos últimos años son de vértigo. La RIC, por ejemplo, contribución que las empresas dejan de pagar a la Hacienda Pública -es decir, a todos los demás-, con el supuesto objetivo de fomentar la inversión productiva, crear empleo estable y el desarrollo económico y social de Canarias, no solo incumple escandalosamente dichos objetivos, sino que ha contribuido, como muchos observadores económicos denuncian, al encarecimiento del suelo y a la especulación. Usted y su partido han propiciado en los últimos 12 años que más de 20.426 millones de euros de toda la sociedad canaria permanezcan secuestrados o privatizados en la oscura RIC y que cerca de 12.471 millones de euros sigan sin reinvertirse. Convendrá conmigo que no sería procedente una carta pública del presidente de todos los canarios, al modo de nuestra consejera de Educación, cuestionando la hipotética ineficiencia e insolidaridad del sector empresarial.

Por contraste, señor presidente, los trabajadores canarios, que pagamos religiosamente el IRPF y que sufrimos doblemente los costes de la ultraperiferia y la insularidad (basta comparar el coste de nuestra cesta de la compra o los gastos de transportes con cualquier punto de la península), hemos perdido un 17,4% de poder adquisitivo en el mismo periodo y todos los estudios sitúan nuestros salarios entre los más bajos del Estado.

Por todo ello, señor presidente, no es de recibo que su gobierno critique las justas reivindicaciones salariales del colectivo docente o de cualquier otro colectivo de trabajadores de esta tierra. Con el 10% de los fondos de la RIC, contribuciones empresariales privatizadas de las que ustedes son cómplices, tendríamos solucionados todos los déficits salariales y de infraestructura que sufren la educación y la sanidad canaria y, con otro pellizco, hasta podríamos avanzar mucho con los problemas de la inmigración y la pobreza.

Por último, señor presidente, estoy absolutamente convencido de que el conjunto del profesorado y de sus organizaciones sindicales representativas, estarían totalmente dispuestas a hablar y pactar en serio el conjunto de medidas y acciones que nos lleven a mejorar la educación, pero poniendo sobre la mesa los compromisos y esfuerzos de todas las partes y sectores. Como usted bien debe saber, la educación es tarea de todos. No es de recibo culpabilizar socialmente al profesorado de los resultados de la educación en Canarias, con las cargas multiculturales y los desajustes sociales que soporta la enseñanza pública, ni condicionar su justa retribución con expectativas sociales de mejora que poco dependen de su buena voluntad. Su partido en los últimos 12 años, entre otros errores, ha disminuido la inversión real en educación respecto a nuestro Producto Interior Bruto, situándola por debajo de la media del estado español que, a su vez, el Partido Popular situó a la cola de la Unión Europea. Cambie de rumbo, señor presidente, el diálogo, el consenso y la corresponsabilidad producen mejoras en la Educación.

Bernardino Ruiz Velázquez

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