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De la Cruz Roja a la caja de Pandora azul
Empero, Juan Manuel Suárez del Toro, después de lograr una merecida aureola internacional como hombre independiente al frente de la mayor ONG del mundo, se ha prestado a ser elegido máximo representante de la entidad crediticia en medio de altisonantes luchas intestinas.
No deja de ser curiosa esa ambición humana de querer estar al frente de todos los tinglados, de sentirse importante ante los ojos del mundo o, simplemente, de tus paisanos. Quiero pensar que Suárez del Toro ya había superado totalmente su autoestima cuando se encaramó en la cúspide mundial de la Cruz Roja.
Sin embargo, este hombre que ya había conseguido todo lo que se puede desear en una ONG, se ha sentido ahora atraído por una presidencia isleña mucho más modesta, aunque rodeada de dinero y poder por todas partes.
Unas pretensiones tan altruistas como las de la Cruz Roja se convierten ahora en otras mucho más crematísticas. El despreciable y vil dinero también puede ser apetecible por una mente privilegiada y dadivosa que ha quemado media vida sirviendo a los demás.
Se dirá que ser presidente de La Caja es otra forma de servir a los demás. Se dirá que el paisano universal tenía una cuenta pendiente con su gente, con los grancanarios, conejeros y majoreros. Ahora se dirán muchas cosas para justificar el cambio, al que tiene Suárez del Toro todo el derecho del mundo.
No obstante, sus paisanos también tenemos derecho a saber qué ha llevado a Suárez del Toro a presidir una entidad semipública sin el consenso de todas las fuerzas políticas. Porque no hay que olvidar que el PSOE, el partido que gobierna España y el que más votos obtuvo en las últimas elecciones en Canarias y en Las Palmas (provincia del ámbito de acción de esta Caja), no respaldó al aún presidente de la Cruz Roja.
Los partidos que achacaban a López Aguilar que encabezara la lista del PSOE al Parlamento Europeo arguyendo la distancia de miles de kilómetros son los mismos que ahora apoyan a Suárez del Toro. CC y PP, que ahora han respaldado al presidente de la Cruz Roja (junto a Nueva Canarias), afeaban a López Aguilar que dirigiera al partido desde Bruselas. Sin embargo, no dicen nada del año que va a estar Suárez del Toro presidiendo La Caja desde Ginebra, la Patagonia, Somalia o Nueva Zelanda. El móvil, que para el socialista no servía como instrumento de comunicación, sí vale ahora para el canario universal.
Lo más probable es que no importe mucho porque los que le dirigirán el cotarro financiero a Suárez del Toro serán otros. De hecho, Suárez del Toro es ingeniero industrial, pero su currículo no afirma que sepa de finanzas, contabilidad y operaciones de crédito.
Por el bien de todos (sobre todo por el de los cuentacorrentistas y de él mismo), ojalá le vaya bonito al nuevo presidente y acierte plenamente en su nueva función. Él dice que regresa a la isla, que vuelve a casa por navidad porque tiene una deuda pendiente con sus paisanos. Hacemos votos para que esa deuda no la asuma por entero nuestra señera y emblemática entidad de ahorros.
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