¿Y los medios de comunicación? Ni flores. Y eso que a Caracas asistieron personajes de alto interés periodístico como los hijos de Patricio Lumumba y Gamar Abdel Nasser, la presidenta del Parlamento Panafricano, Gertruda Mongelia, el presidente del Parlamento cubano Ricardo Alarcón, la senadora colombiana Piedad Córdoba, el investigador Michel Chossudovsky o el secretario general del africano Foro contra la Pobreza, Daikalio Outtaka. Diarios como el ABC consideran informativamente despachado el asunto si casi todo lo que dicen sobre esta cumbre es que el pesado del presidente Hugo Chávez dialogó durante más de ocho horas con algunos invitados en su programa radiofónico Aló, presidente! Naturalmente, sobra la información sobre los contenidos de aquellos diálogos. Desde la primera reunión, celebrada los días 10 y 13 de julio de 2001, la Cumbre Social para la Unión Latinoamericana y Caribeña quedó enmarcada poco a poco en los nuevos vientos políticos latinoamericanos (Venezuela, Brasil, Bolivia, Argentina, Nicaragua, Ecuador…) y la ruptura con el Consenso de Washington. Tiempos de enfrentamiento con las pretensiones del ALCA imperialista estadounidense (tercera cita, en 2004) y de impulso inicial para la Alternativa Bolivariana (ALBA) como proyecto de integración continental sudamericana, basado en el principio de la solidaridad opuesto al libre mercado como motor del desarrollo. El quinto encuentro abogó por un nuevo orden social, económico, cultural y ecológico, señalando el año 2006 como el de la solidaridad con Haití y Bolivia.El programa de la sexta reunión continental, impulso a la Carta Social de las Américas aparte, debatió sobre democracia, cooperación Sur-Sur, la democracia y el socialismo del siglo XXI, derechos humanos, el ALBA. Entre los acuerdos concretos para aplicar a corto plazo, destaca el avance hacia una tecnología propia en materia de telecomunicaciones, la creación del Banco del Sur, que facilite el distanciamiento definitivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial, y ayudar a un acuerdo humanitario en Colombia entre el gobierno y los grupos armados. Los asistentes asumieron el compromiso de “trabajar por un nuevo contrato social, económico, cultural, ambiental y ético” del conjunto latinoamericano.Ninguna de estas reflexiones, que en el fondo giran sobre el futuro de la integración latinoamericana, merece la menor atención por estos pagos europeos. Basta descalificarlas sin conocerlas, porque al fin y al cabo la unión (que en mi opinión sólo es posible bajo premisas revolucionarias, socialistas y democráticas) no pasa de constituir una utopía de iluminados y populistas sin sentido de la realidad. ¿Para qué dar a conocer esas reflexiones condenadas al fracaso? Lo dicho, el pensamiento único no sólo alimenta a la derecha. La izquierda comparte con su parálisis intelectual semejante decadencia. ¡Cosas que pasan! Rafael Morales