Espacio de opinión de Canarias Ahora
Di no a tanta incongruencia
No obstante, son muchos los que se empeñan, una y otra vez, en negar la evidencia y empecinarse en hacer las cosas en contra de cualquier criterio racional.
Para quienes se creen ungidos de una verdad absoluta, sus actos son tan incuestionables como que el sol sale cada mañana o que el petróleo es una fuente de energía tan contaminante como peligrosa? Aunque dudo que esta segunda afirmación se les ocurra a muchos de ellos.
A lo que iba. Ungidos como están, aquellos que han jurado y/ o prometido velar por la salvaguardia de los intereses comunes, es de necios pensar que siquiera se imaginen en qué se han equivocado.
De ahí que, ante las críticas, se comporten como un gato al que se le pretende quitar su comida o como al banquero al que se le quiere escatimar un 0.00007 de su beneficio para que los invierta en la sociedad en la que vive?En cambio, esta segunda frase sí creo que se les pudiera ocurrir.
En resumen, que no nos debería extrañar determinados comportamientos, de determinados políticos, -no todos son tan obtusos, soberbios y/o ignorantes como para negar sistemáticamente la realidad- cuando se ven acorralados ante una de sus muchas meteduras de pata.
Un último ejemplo. El round que sostuvo y perdió por K.O técnico, por puntos, y casi por abandono, la responsable del área de turismo del Gobierno de Canarias, frente a las preguntas de un periodista televisivo de la isla de Tenerife.
A dicho profesional se le ocurrió, primero que nada, mirar en las redes sociales -esas mismas a las que tanto recurren algunos miembros del ejecutivo- para ver cuál había sido el comportamiento de los voluntarios enviados a Islandia, dentro de la campaña Di no! al Winter Blues.
Para su sorpresa, los voluntarios se comportaban como los integrantes de un desenfadado y festivo viaje de fin de curso y no como los embajadores que se empeñaron en vendernos.
Después, una vez llegados al lugar, su principal ocupación era la de alborotar durante el día ?pertrechados de tambores, trompetas y demás- y empatar las moñas por la noche, por lo menos, eso es lo que expresan los voluntarios que salen en los vídeos colgados en youtube.
En todos esos vídeos, tachados de montaje por la máxima responsable del área de turismo, la palabra promoción brillaba por su ausencia así como cualquier otro esfuerzo adicional.
Como no podía ser de otra forma, además de la ya comentada descalificación de dichos vídeos, la responsable desmintió las estimaciones de diversos sectores del ámbito turístico, los cuales consideraban dicha campaña un despilfarro absoluto e inútil.
La respuesta está calcada a la que un burócrata de la administración de Franklin Delano Roosevelt le obsequia al Doctor Indiana Jones, cuando éste último le pregunta quiénes están estudiando el Arca de la Alianza. De muy mala forma, ambas respuestas fueron “Nuestros expertos se están encargando del tema” y no hay nada más de que hablar
Como guinda a sus afirmaciones, la consejera consideró que una empresa que se dedica a la gestión de camas turísticas no entiende de marketing, dado que, supongo yo, con ponerlas en la plaza pública, las alquilará todas“ Dicha afirmación de la consejera está a la misma altura intelectual que quienes justifican el nuevo catálogo de especies, dado que hay ”unas algas que aruñan todas y, además, son venenosas“.
Al final, la consejera se parapetó en los premios concedidos, en las bondades de las agencias de publicidad contratadas ?defendidas como si se trataran de la Estrella de la Muerte del Imperio Galáctico- y en otras lindezas que no pudieron ocultar el descontento ante las demoledoras preguntas que hacían tambalear tan esperpéntica campaña.
La realidad es bien distinta, por muchas y variadas razones. Dado que los responsables de tan “maravillosa campaña” ignoraron unos cuantos datos. Lo primero y más obvio era la crisis que, en aquellos momentos, atravesaba Islandia. Argumentar que lo se buscaba era aparecer en las redes sociales se podría lograr con la mitad de personas y, si me apuran, con la tercera parte.
Otro detalle que ignoraron es la ya larga relación que los países nórdicos tienen con el archipiélago canario. Dichos responsables, me da la impresión de que no se enteraron de que las primeras líneas operadas por compañías aéreas nórdicas con nuestro país tuvieron como destino Canarias, no con la península. Por lo tanto, y a pesar de que Islandia es un país pequeño, las islas Canarias no son un destino para nada desconocido. Lo que tampoco se puede olvidar es que, con el paso de los años, Canarias ya no es el destino preferencial de los habitantes de los países del norte de Europa. Sí que es uno de los más importantes, pero no el principal.
Y si la campaña tenía como cometido recordar a las personas de Islandia las bonanzas de nuestra tierra, se me ocurren formas mucho más válidas que hacer el vándalo por la calles de la capital de Islandia. Sé que resulta extraño en un país como el nuestro donde la gente no habla, sino grita. Donde es imposible tomarse un té sin tener que estar escuchando un ruido de fondo que recuerda a la selva de Tarzán. Y donde las calles parecen un circo de tres pistas en vez de una vía de comunicación. Vale, es así, pero no es igual en todo el mundo.
Lo cierto es que el silencio es un bien muy preciado en estas latitudes, muy, muy preciado y apreciado y montar las tanganas que se ven en los videos que están colgados en youtube no me parece la mejor manera de promocionar nada. Es más, creo que el efecto que logra es el contrario al que se pretende.
Claro que, si de lo que se trataba era de emparentarnos con las hordas de los hunos de Atila, a buen seguro que lo lograron, aunque camuflados de seguidores de la selección holandesa de fútbol.
La única conclusión a la que se puede llegar es la misma de siempre: que si se quiere, se puede justificar cualquier barbaridad, por demencial que ésta pueda llegar a ser. Lo que termina por ser sangrante es esa manía de pretender vender absolutas mentecatadas, teñidas de un populismo bananero e irracional como grandes logros de la promoción turística del archipiélago. Y lo peor es hacerlo en una época como ésta, donde lo que se busca es maximizar recursos y no derrochar los fondos públicos en esperpentos de vía estrecha.
Mejor que decir No al Winter Blues! ?gran eslogan, digno de Sócrates, sí señor- lo correcto sería decir ¡No! a tanta incongruencia y sí a ponerse a trabajar en proyectos serios, mesurados y pensados para rentabilizar las inversiones, en vez de dilapidarlas sin sentido. Puede que así lográramos algo, porque hasta ahora -salvo perder dinero- poco se ha conseguido, por mucho que algunos se empeñen en decir lo contrario. Claro que cada cual es libre de? de eso mismo.
Eduardo Serradilla Sanchis
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