Espacio de opinión de Canarias Ahora
Las diferencias entre Rajoy y Zapatero
Lo digo porque la historia de la denodada niña con que cerró Rajoy su intervención en el debate del lunes me recordó que guardo varios ejemplares en los que pude comprobar que, en efecto, el candidato del PP sintoniza con su línea editorial. Pasé un buen rato leyendo heroicidades de niñas homologables a la de Rajoy y tentado estuve de tirar de ellas para ilustrar lo viejo de su discurso político y no repetir lo que otros ya han dicho sobre el debate. Pero no tengo más remedio que entrar al trapo.
El debate prolongó la bronca que se traen estos dos. Hablan de países distintos que poco o nada tienen que ver y no creo que en el segundo encuentro haga acto de presencia el país real.
Al margen de quien ganó, asunto que no me interesa, lo cierto es que los países de los contendientes son distintos realmente sólo en apariencia. Los dos se disputan, claro está, el poder de un Estado débil, que dicen democrático, está a merced de otros poderes que no necesitan de las urnas para interferir decisivamente en el Gobierno.
Los más obvios son los económicos y sabemos que la capacidad de interferir tiene casi rango de activo empresarial; pero hay otros que los políticos también ocultan pudorosamente por más que sean determinantes en muchas de sus decisiones.
Esto se advierte con claridad en la colusión de lo público y lo privado que suele estar detrás de la mayoría de los casos de corrupción. En Canarias y fuera de Canarias, que no es exclusiva nuestra. Lo que se disputa no es tanto hacerse con el Gobierno, para aplicar un proyecto político al servicio del bien común, como tener el Poder con que atender a las respectivas clientelas. Aceptar semejante realidad pasa por políticamente realista.
Las diferencias entre programas, que no de proyectos, quedan en poco porque las partes aceptan la colusión de intereses y sólo discuten, en el fondo y la forma, quien es más eficiente; si Zapatero, que no pretende cambiar nada sino distribuir entre más unos beneficios que Rajoy reserva a unos pocos (vean, si no, las rebajas fiscales prometidas). Es, en definitiva, lo que distingue al neoliberal del socialdemócrata.
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