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ETA, su último atentado y Zapatero por Lorenzo Olarte Cullén
Pero en este tengo que añadir un sentimiento adicional: la frustración política que he sentido porque cuando la investidura, al escuchar al inexperto presidente, me dije para mis adentros: Cuando el río suena, agua lleva o , lo que es lo mismo: Cuando Zapatero en su investidura da a entender que es capaz de solucionar el tema etarra es que algo habrá avanzado en el tortuoso camino Pero nada de nada, fue una mera declaración de intenciones, un compromiso casi, que por el lugar y la ocasión daba a entender a muchos que el camino podía haberse iniciado ya, recorrido en silencio un buen trecho, mas en ningún caso que se pensase hacer camino al andar.Zapatero ha pagado a alto precio su error de cálculo. Y más de uno habíamos creído entonces ingenuamente que nada mas lejos de su pensamiento que hacer camino al andar. Acaso no hay nada que castigue más el elector que una frustración en sus sentimientos ocasionada porque la alegría del líder le ha llevado a la desazón.Ese es, pues, el sentimiento que hoy abrigarán muchos socialistas y quienes sin serlo -como yo- hemos visto traicionada nuestra esperanza no por ETA, que no puede traicionarnos, sino por el presidente, en quien, pese a peinar canas ya, creímos ciegamente.Es cierto que los últimos sucesos -brotes de violencia callejera, descubrimiento de un arsenal de armas en Francia, un zulo después en Euskadi- unido al silencio de Zapatero y los suyos, daba para pensar. Pero aguantamos mecha por el silencio gubernamental de quienes tan locuaces suelen ser. Ni Pepino abría el pico. Y resulta que no existía voluntad de paz y pese a ello el Gobierno, como a la defensiva, sin decir esta boca es mía.Dije desde el principio y lo escribí- que en cualquier momento un sector radical de ETA podía dar al traste con las esperanzas de todos y la lucha por la paz en virtud de una acción descontrolada. Pero de haberlo sido ¿quién duda que Otegi la habría descalificado? Pero el batasunero también callaba. Nunca coincidí con quienes reputaban delito hablar con Batasuna. E incluso creía en la posible legalización de dicha fuerza política porque si hablaba de paz es que no quería la guerra. Otra ingenuidad mía. Al terror no se le puede combatir en un Estado de Derecho con la ley del talión, es cierto. Pero también es cierto que estamos en una hipótesis bélica en la que unos tienen las armas y los otros la Ley. Una ley que hay que utilizar con el máximo rigor dentro de las exigencias que impone el Estado de Derecho pero apuntando al corazón mismo de la banda terrorista sin que nos tiemble el pulso. Como a ellos tampoco les tiembla cuando disparan en la nuca o cargan de muerte un coche bomba que, como en el caso anterior aunque pretendan la muerte de algunos nos están atacando a todos.Zapatero nos has fallado. Que vengan ahora tus piquitos de oro a convencernos de lo contrario. En su día muchos recriminamos a Aznar no haber celebrado el referéndum consultivo que la Constitución posibilitaba para conocer si respaldábamos su vergonzosa alianza con Bush, que mas que alianza parecía vasallaje. Y fuimos corresponsables del holocausto iraquí. Hoy el sucesor del peor presidente que acaso ha tenido la joven Democracia española tiene en sus manos otro mecanismo constitucional: la cuestión de confianza para que un pueblo que confió en Zapatero y está frustrado por haber comprado humo diga a través de sus legítimos representantes en las Cortes Generales si vuelve a confiar en él. *Candidato a la Presidencia del Cabildo de Gran Canaria por el Centro Canario-CCN Lorenzo Olarte Cullén*
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