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Del exministro Ábalos caído, algunos hacen leña

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El idioma está lleno de certeros refranes en los que se ha acumulado la experiencia secular de los pueblos. Uno de estos refranes más conocido es: “Del árbol caído todos hacen leña”. Este denuncia metafóricamente la conducta de aquellos que antes se arrimaban a su sombra o evitaban contradecir al “árbol” o personaje caído. “Todos” intentan aprovecharse de la oportunidad, acrecentando el problema  que originó la caída, incluso causando mayor prejuicio con tal que la cantidad de “leña” que se llevan sea mayor.

La sustitución del entonces poderoso Ábalos pareció la señal para que la jauría desinformadora se abalanzara sobre la presa. Cuando se conoció su esperada salida del Ministerio de Transportes, hubo la sorpresa de su inesperada salida del Gobierno y su todavía más inesperada salida de la Secretaría de Organización del PSOE.

Recordemos que todavía estando en el gobierno le intentaron descabalgar así como llevar a juicio por haberse encontrado  en el Aeropuerto de Madrid con la número dos del chavismo Delcy Rodríguez, incumpliendo supuestamente las sanciones de la Unión Europea contra la bolivariana. No se trataba del americano Watergate que acabó con Nixon, sino de lo que los medios derechistas llamaron el Delcygate. Un Delcygate que se instruía en los juzgados de Madrid basándose en querellas y denuncias presentadas por el PP, Vox y Partido Laócratas por presuntos delitos de prevaricación contra los funcionarios o autoridades por no haber arrestado a Delcy Rodríguez.

La Fiscalía General del Estado, entonces en manos de Dolores Delgado, por medio de un informe, solicitó el 27 de octubre que se desestimasen los recursos (ultraderechistas) contra el ministro de Transportes. El procedimiento se volvió a repetir aquel 29 de octubre 2020 a través de la Fiscalía Provincial de Madrid pidiendo que se archivara la investigación que llevaba a cabo contra varios funcionarios que acompañaron a Ábalos.

La desfachatez y falta de sentido de Estado de Vox y del PP raya en lo ridículo al pedir que se detenga a un vicepresidente de un Estado, en este caso Venezuela. Y eso en boca de dos partidos que se arrugaron cuando el conflicto provocado por el gobierno de Marruecos. ¿Dirían lo mismo si se tratase del Presidente Chino o ruso?

Pero los poderes económicos semiocultos detrás de la Derecha mediática no descansan. Quieren derribar o al menos debilitar al Gobierno progresista salido de elecciones democráticas. Ya lograron acosar y defenestrar a Pablo Iglesias, últimamente al diputado tinerfeño Alberto de Unidaspodemos y ahora van de nuevo a por Ábalos pero es de suponer que apuntan más alto, al propio Sánchez, Presidente del Gobierno.

¿Periodismo o perrorismo?

Ketty Garat, desde su programa, ha dado su salto a la fama mediante el portal digital en The Objective con una supuesta exclusiva ofrecida primero por Ketty Garat y recontada posteriormente en Telecinco dando por sentado la autenticidad de la “información”. La Garat que dice tener el título de periodista, pero que con seguridad no ha leído la Ética de Spinoza empezó a publicar en cinco días seguidos supuesta información, clasificada por los medios derechista como “sensible” y relativa a la salida de Ábalos del Gobierno.

Los titulares puestos por la Garat y por Telecinco eran… “Fiestas, mujeres, un presunto vídeo y una habitación completamente destrozada en un Parador”, o sea, un producto alimenticio de la peor prensa amarilla y una tremenda provocación que despierta el interés morboso del público y la regocijada maldad de la derecha política. Así dan a suponer que Ábalos se entregó a la vida nocturna, con fiestas y mujeres en locales y pisos privados en plena pandemia.

Hablan las sórdidas “informaciones” de que el entonces ministro de Transportes se movía “en locales privados donde entraban y salían mujeres”. En un mundo habitado por hombres y mujeres no tiene nada de extraordinario que de un edificio entren y salgan mujeres. Pero dicho de cierta manera, se entiende otra cosa.

Imagínese el lector  que yo, Emilio Díaz Miranda (EDM), por una razón inexplicable, resulto interesante como enemigo para ciertos poderes mediáticos y económicos. Es el caso que los fines de semana, en especial el Domingo, solemos reunirnos en mi casa, almorzar juntos y salir a dar un paseo al bosque cercano. Vienen mi hija y la novia de mi hijo, así como las dos niñas de mi hija. Ahora lean la “información” extraordinaria y “confidencial” de estilo similar al habido en el programa de Ketty Garat: “Se sabe de fuentes confidenciales que EDM frecuenta los fines de semana un local privado del que se ha visto  entrar y salir a mujeres. Incluso se han visto niñas menores de edad”.  ¿Es verdad la información? Sí, claro, en mi casa o domicilio “privado”, entran y salen mujeres (mi esposa, mi hija y la novia de mi hijo). Y también “menores de edad”, es decir, mis  nietas. Pero al lector se le ha sugerido una interpretación pecaminosa y criminal. Así funcionan ciertos medios que “desinforman” sistemática y continuamente al público lector o televidente.

Nos asalta la sospecha de que no hay interés informativo detrás de algunos programas y de que se trata de hacer leña, mucha leña si es posible, del Ábalo caído.

Este tipo de programas televisivos no pueden dejar indiferente a nadie, y de ahí la indignada reacción de periodistas honestos no ciertamente afines al PSOE, pero con un grado de ética periodística superior, como es el caso, entre otros, de Antonio Maestre. Asimismo, Pablo Iglesias, ha reaccionado de parecida manera y los “desinformadores” han escrito que Iglesias “no digiere, a saber por qué oscuras razones, el bombazo que Ketty Garat está publicando desde el 3 de noviembre de 2021 en The Objective”.

Sin ir más lejos, el fundador de Unidas Podemos aplaudía la invectiva del también periodista de La Marea (Antonio Maestrre) asegurando que lo hecho por Ketty Garat era poco menos que la “inmundicia del periodismo” y se alegraba de que se rompiera el consenso mediático de no criticarse entre “periodistas”.

Antonio Maestre ha escrito: “He sentido mucha vergüenza ajena las veces que he compartido un plató de televisión con la firmante (Ketty Garat) del encargo contra Ábalos. Pero en mi inocencia ancestral nunca imaginé que se diera a los más bajos impulsos de la profesión. Su profesionalidad y credibilidad, que solo se mide por la calidad de nuestras informaciones, nunca ha sido ejemplar, pero hozar en lo más profundo de la excrecencia propia solo está al alcance de quien no sabe lo que significa la palabra escrúpulo”.

Y añade Maestre que “las razones personales del director de The Objective, Álvaro Nieto, trascendieron, le pidió trabajo al Ministro cuando ocupaba el cargo, al no conseguirlo le apuntó la matrícula. Nada habría que decir si hubiera sacado información veraz contra el exministro, pero su campaña es otra cosa que está lejos de ser periodismo. Había un acuerdo tácito en el que los asesinatos civiles con insinuaciones, acusaciones veladas y el uso de la vida privada sin más motivación que la inquina personal no son tolerables. Posicionarse de manera frontal contra una manera de proceder tan sucia es una obligación moral que trasciende la indefensión a la que se ha visto sometido el exministro. Un debate público decente no puede permitir estos comportamientos por parte de quien dice llamarse periodista”.

Igualmente, Iglesias, por su parte, desde CTXT Contexto dijo lo que los medios derechistas llamaron “vómitos literarios” contra Ketty Garat y Álvaro Nieto. Reproduzco los “vómitos”: “La exclusiva sobre Ábalos es simplemente basura y a la gentuza que llama a eso periodismo y a quien lo difunde en sus televisiones creo que, en la mejor tradición de Labordeta, debemos mandarles democráticamente a la mierda”.

A continuación, Iglesias se disculpa y dice: “Disculpen la escatología y la ironía, pero los niveles de mierda que arroja la ”exclusiva Ábalos“ sobre el periodismo son impresentables. No bastaba con la venganza de Little Caracas, ayer hasta periodistas supuestamente de izquierdas comentaban que ”algo de verdad habrá“ cuando nadie en el PSOE defiende a Ábalos y cuando son fuentes socialistas las que supuestamente meten mierda”.

El uso de la violencia desde general Pavía y Tejero hasta hoy

Repito las palabras de Antonio Maestre: “El infame artículo se basa en un supuesto vídeo del que alguien hablaba, que nadie ha visto, que nadie sabe si existe y que las fuentes consultadas por Garat admiten no haber visto. Es decir, no hay una sola prueba de que ese vídeo exista”. En España, la vida personal de los políticos siempre había sido una línea roja que los periodistas habíamos respetado aún teniendo una información cierta, veraz y rigurosa. La única excepción siempre ha sido si eso estuviera vinculado al uso de dinero público, lo que deja de ser personal para pasar a ser un hecho corrupto. Pero lo ocurrido con José Luis Ábalos y el digital panfletario The Objective en el que se le acusa de tener una “oscura vida” sin aportar ninguna prueba, con fuentes anónimas y vídeos fantasma, alcanza un nuevo paradigma de indecencia profesional“.

El número tres parece elegido por los poderes desinformantes para esta faena: El 3 de noviembre empezó la serie contra Ábalos y fue el 3 de enero de 1874, durante la Primera República, cuando un grupo de guardias civiles irrumpió en el Congreso de los Diputados y, siguiendo órdenes del general Manuel Pavía, gobernador militar de Madrid, disolvió las Cortes. Así también el 23 de Febrero de 1981 cuando el teniente coronel Tejero irrumpió en las Cortes poniendo en vilo los ánimos de los españoles y en peligro el tan denostado “régimen del 78”, que era la Democracia.

Como telón de fondo de este inventado “escándalo” está una tremendamente agresiva campaña contra el gobierno de Coalición desde diversos poderosos medios privados que ya no ocultan que van más lejos, no se paran con la izquierda, ahora atacan al PP, después de haber desmembrado a Ciudadanos. Losantos ha dicho que del PP no va quedar ni la lápida de su sepultura. Reproduzco sus palabras textuales: “A la mezquindad de Rajoy, el líder del PP añade la ruindad y asegura la ruina”  y que “al rescatar a Mariano Rajoy como emblema y condenar a Ayuso como símbolo, Casado demuestra que prefiere destruir la alternativa a Sánchez a forjarla”,  finalizando Jiménez Losantos su diatriba contra Casado así: “En ocho meses, del PP no queda ni la lápida del aquí yace”.

O sea a “rey muerto, rey puesto” y empiezan a alabar a Vox y darle cancha libre a sus peroratas, incluso Jimenez Losantos ha dicho en uno de sus programas que contra este “gobierno socialcomunista” el uso de la fuerza es legítimo, es decir, echar violentamente a lo que ha salido de unas elecciones democráticas.

El uso de la violencia contra las instituciones democráticas tiene tradición en España. Todos los que hemos estudiado o leído algo de nuestra historia recordamos haber oído que el general Pavía entró a caballo en las Cortes y disolvió el Parlamento con guardias civiles armados.

El fiel Rocinante existió en la fantasía de su creador Cervantes. El caballo blanco de Santiago Matamoros existió en la mente evangelizadora de los que lo inventaron. Del caballo del que cayó Saulo antes de convertirse en Pablo, camino de Damasco, no se tiene descripción alguna en los Hechos de los apóstoles de San Lucas. El general Pavía no necesitó caballo para asaltar las Cortes aunque el decir popular hable de su entrada cabalgando, cosa que no consta así en el Diario de Sesiones que atestigua la entrada de tropas, pero a pie. Tampoco entró Tejero a caballo ni en burro, sino con guardias civiles sumisos a la graduación militar, pero ignorantes o enemigos del poder legal  del Gobierno elegido por el pueblo.  

Hasta donde se sabe, el exministro Ábalos cumplió fielmente (lo cual no tenía que ser  necesariamente de mi agrado ni de los lectores, pero ese es otro tema) con las obligaciones de su cargo durante el tiempo que ejerció como servidor público. Ni siquiera pudieron pillarlo por el arriba mencionado escándalo Delcy Rodríguez, que ni fue escándalo ni fue nada, ya que todo archivado en los tribunales, para disgusto de los protestones del PP y de Vox.

Lo peor del caso es que si hoy se permite que Ábalos sea linchado por supuestos vicios, mañana la víctima puede ser cualquiera sin importar su culpabilidad o no, sin importar tampoco el puesto que ocupe, escuchando únicamente las voces de determinados medios que no necesitarán mostrar pruebas, sino simplemente acusar y repetir la acusación. Ese puede llegar a  ser el drama, la comedia o incluso la tragedia que puede vivir España si no se pone coto enérgicamente a las calumnias que se enmascaran como “libertad de opinión” y que algunos jueces admiten como tales, ignorando las fuerzas ocultas que trabajan siniestramente en la cavernas o cloacas de poderosos.

No nos llamemos a engaño, no estamos ante una campaña en defensa de la moral pública. Los mismos que ignoraron e ignoran la corrupción de los ministros condenados judicialmente del Partido Popular, no tienen ningún interés en la verdad ni en la ética política.

Fue en septiembre de 1979 cuando Alfonso Guerra del PSOE dijo que si el general Pavía entrase en el Parlamento Adolfo Suárez se subiría al caballo, pero cuando Tejero y los guardias civiles a su mando aparecieron en el hemiciclo, Suárez permaneció en su sitio y el ocurrente Guerra se aplastó contra el suelo con más miedo que vergüenza. El 23 de febrero de 1981 de triste memoria.

Curzio Malaparte escribió en 1931, publicado primero en francés, Technique du coup d'état, Paris, y luego traducido al italiano como Tecnica del colpo di Stato, Milano: Bompiani, 1948. No sabemos si los golpistas españoles del año 1936 conocían el libro. Pero hoy sin necesidad de autor parece estar de moda un libro todavía no escrito cuyo título sería: Cómo asaltar Congresos , y tendría una serie de capítulos dedicados al general Pavía, a Mussolini, a Hitler, a Sanjurjo y a Franco, al teniente coronel Tejero, al Trump del Capitolio y otros innombrables.

Hoy más que nunca es preciso fortalecer la opinión pública con la verdad informativa para evitar que se vuelvan a producir intentos de golpe por los militares como en el pasado.

La profesión de periodista es necesaria, hoy más que nunca, porque mucho de lo que se está haciendo en este país bajo el manto de la libertad de expresión u opinión, no tiene nada que ver con la investigación seria y rigurosa, informativa y también formativa, sino con el panfleto político, la novela rosa para señoras frustradas y reprimidas, o la revancha vengativa de los que han perdido electoralmente y no se resignan a dejar gobernar a quienes las mayorías han dado su voto. Las mayorías nos on infalibles, se equivocan en ocasiones, pero mientras haya una democracia funcionando respetada por los partidos actuantes, siempre existirá la posibilidad de cambiar. Por eso, resulta insoportable e inadmisible que se busque la subida al poder a través de la difamación o del auparse sobre el desprestigio o el cadáver del enemigo político.

No siempre es legítimo hacer leña del árbol caído y menos aún tratar de quemar el bosque del partido contrario.

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