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Opinión - ¿Respeto a Milei y al resto de la ultraderecha? Por Rosa María Artal

La izquierda valiente

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Enoch Soames es un cuento ocurrente, tanto que Borges lo incluyó en su antología fantástica. Relata el viaje de cien años al futuro de un poeta fracasado, figura confusa como de forma reiterada lo identifica el autor, para comprobar el mismo si es reconocido en ese futuro de forma distinta a como lo ignora el presente.

Hasta hoy la suerte de Pedro Sánchez está unida a la de Podemos. Una mujer o un hombre de izquierda siempre anheló a un presidente que se atreviera con cosas de la izquierda rotunda. Podemos obligó al presidente a frecuentar ese precipicio que dicen produce tal pánico que la pulsión es arrojarse al vacío.

El impuesto a la banca, a las eléctricas, las cuestiones de género, los indultos, ciertos pactos, son cosas que habitan donde el precipicio. Acercarse a las mismas es la diferencia entre sanchismo y felipismo. Al diestro del sanchismo se le exige que se arrime al toro y quien gana las elecciones es el felipismo. La diferencia es derribar barreras o avanzar templando gaitas. La izquierda valiente al parecer no gana elecciones. La derecha cobarde tiene que pagar el precio que le pone Vox.

La democracia española tuvo una crisis de ánimo y vio aparecer a Ciudadanos y a Podemos. Que igual que aparecieron desaparecieron, bien porque tenían fecha de caducidad o porque llevaban dentro la semilla de la autodestrucción.

Vox es el fruto de una derecha fanatizada que no cambia de opinión ni de asunto. Basta visitar las redes sociales. Para ellas Sánchez es un tifón, mitad hombre, mitad serpiente. Vox le debe su existencia a Podemos y a Bildu, también a los republicanos catalanes.

El presidente convoca elecciones y sabe que el terreno de juego es otro. Ahora hablarán los catalanes y los vascos y sabe que ahora más que un recuento de votos se trata de un inventario del potencial de votos. Y quién hace esta contabilidad es el voto útil.

Pedro Sánchez quiere confrontar ya el granero de la izquierda y el de la derecha. Pero en el espejo donde se mira la derecha, ese objeto mágico que duplica al mundo y que emite una imagen misteriosa siempre aparecerán los populares pactando con Vox. 

Nuestro hombre del cuento fantástico viajó un siglo para consultar al futuro. Sanchez quiere saberlo en menos de dos meses. A este viaje irá sin Bildu y sin Podemos y comprobará si realmente fracasó. A la vuelta tendrá otra vez la oferta de aquellos que lo hicieron fracasar, los populares solo tendrán a Vox.

Puede que el partido termine en empate y decida el VAR. Pero lo que importa a España es que al finalizar el encuentro cada afición se vaya de forma tranquila a casa. Y creo que esto no va a pasar. Aquellos que están radicalizados no cambiarán de opinión ni de tema.

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